La pesada mochila de la renovación de Umtiti

El fichaje de Umtiti revolucionó el mercado blaugrana: por fin se había hecho un movimiento con velocidad y pasando por delante de muchos clubes competidores, y tuvimos la oportunidad de ver cómo un futbolista que llegaba sin mucho renombre se ganaba al entrenador y a la afición. La operación Umtiti parecía que tenía que ser el referente a la hora de los fichajes: traer calidad desde fuera a un buen precio y conseguir un futbolista de nivel mundial sin tener que vaciar las arcas.

Pero en junio de 2018 todo se torció por una cláusula de rescisión minúscula para ese momento: 60 millones de euros, que hicieron que media Premier le quisiera pescar. En especial, la presión del United hizo que el Barça sucumbiera a las peticiones del futbolista y el que llegó como una promesa a coste bajo, con un sueldo acorde a su rol en la plantilla, rompió todas las tablas salariales y se plantó con un sueldo de superestrella mundial. 

En ese momento se vendió como un gran logro haber logrado la renovación de Umtiti, pero en el momento en el que Bartomeu estampó la firma, el Barça estaba firmando su condena. Tras esa renovación, priorizó el Mundial de Rusia con Francia y arrancó un calvario de lesiones que hicieron que nunca más se pudiera volver a pensar en él como un futbolista de primer nivel.

Seguro que muchos futbolistas habrían aceptado una cesión para poder tratar de recuperar el nivel futbolístico o la confianza en sí mismo, que parece que perdió, pero con el sueldo estratosférico que se aseguró, Umtiti ni goza sacar medio pie del club. No sea que por el camino pierda algún céntimo. Quizás haría bien en intentar contradecir a los informes médicos que dicen que ya no puede ser un futbolista de primer nivel con su rodilla bajándose el sueldo y buscando una nueva oportunidad fuera. Si no, se expone a que el Barça busque métodos para sacárselo de encima.