Sin perdón

Cinco millones entrarán en caja este mediodía por obra y gracia del ‘bolo’ que el primer equipo masculino de fútbol disputará en Australia. Me cuentan que hubiera sido el doble de haber estado Messi en el Barça pero eso ya es pasado, tanto como lo que vinculó a Mbappé con el Real Madrid hasta que decidió quedarse en el PSG. Al club parisino no le viene de cinco ni de cincuenta, eso lo sabemos todos, y ambos jugadores seguirán disputando una Liga menor en pos de un ingreso mayor.

No es comparable el caso de Leo, que quería seguir en el equipo de su alma sí o sí, con el de Kilian. Lo que tienen en común es quien les paga, que no es poco, pero en el caso del francés da la impresión que ha jugado con los blancos sin saltar al césped. A Florentino Pérez lo ha dejado muy tocado. “Hace diez años ésto no le pasa”, me dijo alguien que conoce muy bien al presidente madridista. El golpe que ha recibido es de los que hacen época, por mucho que en la capital enfoquen sólo a Mbappé como traidor y culpable de todos los males. El chico que era madridista de pequeño, del Milan por su niñera y del Liverpool por su madre, finalmente ha optado por el dinero y la erótica del poder que le ofrece y provoca el PSG. Y en el Bernabéu, que ya tenían los lavabos de lujo esperándole, se han quedado con los de marca blanca que, a día de hoy, cotiza menos. Esto es así.

Celebrar este fiasco ‘merengue’ como un título es penoso y hacer lo propio el sábado si el Liverpool gana la Champions League, también. Hubo risas con el asunto entre los jugadores del Barça y también en el palco del Juventus Stadium. La noticia del ‘se queda’ de Mbappé se producía a la par que se disputaba la final de la UWCL y allí casi no se hablaba de otra cosa. Pocas horas más tarde, los de Xavi ponían punto y final a una temporada decepcionante con una derrota en casa ante el Villarreal ante 54.000 almas entregadas a la causa que merecían bastante más.

No perdonan la traición en la capital y tampoco en Barcelona al primer equipo masculino. Deberes hechos con aprobado justo pero una imagen en las últimas semanas que camina entre el ‘deficiente’ y el ‘muy deficiente’ de las notas de mis tiempos. Al técnico hay que darle materia prima para que pueda elaborar un menú con cara y ojos y éste, no andarse con miramientos. Menos colegueo y más mano dura, aún cuando las decisiones sean dolorosas. La afición blaugrana, de momento, va a intentar olvidar pero algunas cosas no las va a perdonar.