Lo que nos estamos perdiendo

Athletic - Real Sociedad

Athletic - Real Sociedad

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

La final de la Copa del Rey entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad fue un fiel reflejo de lo que nos estamos perdiendo. El fútbol sin público incluso comienza a pesar en la motivación del espectador a la hora de ver un partido por televisión. Una final de ese calibre no es lo mismo sin dejarte llevar por la vibración de una grada, aunque sea desde el sofá de tu casa. Y más tratándose de un derbi vasco con tantos alicientes por ser un cruce tan especial para sus respectivas aficiones. Por ese motivo entiendo la apuesta que hicieron ambos clubes cuando optaron por aplazar la final el año pasado a la espera de tener aficionados arropándoles, siendo conscientes de que sacrificaban una potencial plaza europea para el ganador de la Copa del Rey. Fue por una buena causa. Pero también es comprensible que no vieran mucho margen de maniobra para alargar la espera, en vista de que el regreso del público se está haciendo de rogar.

Está siendo un año muy extraño para los que vivimos el fútbol por dentro. Somos plenamente conscientes de que el tipo de partidos y motivaciones que tenemos entre manos, en un ámbito profesional que siempre nos ha apasionado, no está siendo una experiencia completa ni mucho menos plenamente satisfactoria. Y es normal que el cansancio mental haga mella en algún momento. Pero la idea de que en algún momento volverá el público es lo que está tirando del carro de este deporte. Vemos países con un buen ritmo de vacunación que ya comienzan a normalizar la asistencia a los estadios y, sin duda, es algo que alimenta las esperanzas que el fútbol necesita. Reconozco que me ilusiona tremendamente ver partidos de otras categorías que ya tienen público, como fue el caso del Barça B y el Barça femenino este fin de semana en el Estadi Johan Cruyff.

No deja de inspirar cierta frustración ver cómo la 2ªB o el fútbol femenino ya disfrutan de aficionados en los campos en contraste con la final ‘vasca’. Lo mismo ocurrirá dentro de un par de semanas cuando el Barça dispute su final de Copa del Rey contra el Athletic o el Clásico del próximo sábado. Y seguramente se hará sentir aún más la falta de público ahora que la temporada afronta una recta final super emocionante.

De entrada, el Real Madrid ha salido peor parado de un parón de selecciones que veo como algo necesario para que los combinados nacionales no pierdan ritmo de competición, a pesar de los riesgos que conlleva para los clubes. Y el hecho de que el Madrid dispute una eliminatoria de Champions contra el Liverpool antes del Clásico supondrá mayor esfuerzo para una plantilla sin repuestos en algunas posiciones clave. No deja de ser una paradoja que la pelea por LaLiga esté condicionada por la evolución del Madrid en la Liga de Campeones. Si pasa a la siguiente eliminatoria, se someterá a un embudo competitivo que puede condicionar sus opciones en la Liga. El Barça, sin embargo, cuenta con el aliciente extra de una final de Copa que supone más motivación que desgaste.

Prueba piloto en Wembley

Poner fecha, 25 de abril, y cifras, 8.000 espectadores, a la vuelta del público a un partido del fútbol es otro peldaño más para ver la luz al final del túnel. Y el hecho de que se trate de un Manchester City vs Tottenham con un gran duelo en los banquillos y en un escaparate de gran dimensión como el fútbol inglés supone una motivación extra.

Concentración en las inmediaciones de San Mamés

Nadie censura que un aficionado quiera vivir de una forma especial una final histórica, pero lógicamente inquietaron las imágenes que se vieron en los alrededores del estadio del Athletic. Seguro que esa aglomeración no representa a las decenas de miles de aficionados que vivieron esta final de forma civilizada y conscientes del sacrificio.