Pep Guardiola y su lazo amarillo

Pep Guardiola, con el lazo amarillo

Pep Guardiola, con el lazo amarillo / AFP

Toni Frieros

Toni Frieros

La FA, el máximo organismo futbolístico de Inglaterra, quiere sancionar a Pep Guardiola por lucir en su indumentaria el lazo amarillo en señal de solidaridad con Oriol Junqueras, Joaquin Forn, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, considerados por una parte muy representativa de la sociedad catalana como presos políticos. La UEFA ya sancionó en repetidas ocasiones al FC Barcelona por la exhibición masiva de esteladas en el Camp Nou en partidos de la Champions League, hasta que la UEFA entendió, después de un intenso trabajo de pedagogía por parte del FC Barcelona, que no se puede cercenar la libertad de expresión cuando se hace desde el respeto. Y si miles de personas quieren ondear una bandera legal que representa el sentimiento histórico de un pueblo, ¿quienes son ellos para vetarla?

Cuando un símbolo significa algo para alguien y, por lo tanto, es portador de un sentido y de un sentimiento, es una aberración prohibirlo y mucho más sancionarlo. ¿Acaso alguien impide el lazo rojo cuando se hacen campañas para luchar contra el sida? ¿o se retiran los lazos rosas a favor de la investigación del cáncer de mama?

Pep Guardiola, como cientos de miles de personas, catalanes y no catalanes, tiene todo el derecho del mundo a llevar en su solapa un lazo amarillo, como Sir Alex Ferguson, y otros entrenadores ingleses, llevaba una rosa con ocasión de la final de la FA Cup. ¿Quién es la FA o cualquier otro organismo o institución para decir qué símbolo se puede lucir y cuál no? Si Guardiola, desde su atalaya y proyección mediática, quiere solidarizarse con los Jordis, está ejerciendo un derecho individual universal. Prohibírselo sería un gravísimo ataque a la libertad de expresión de todos.