Pep Guardiola y Laporta (esta vez) se equivocan

Guardiola durante el entrenamiento

Guardiola durante el entrenamiento / AFP

Toni Frieros

Toni Frieros

Han coincidido en el tiempo, en el espacio de una semana, sendas declaraciones de dos personajes muy ligados a la historia más reciente del FC Barcelona. Por un lado, el mítico y laureado exjugador y exentrenador del club, Pep Guardiola y por el otro, el carismático ex presidente Joan Laporta

Tanto Guardiola como Laporta, como cualquier otro ciudadano, son totalmente libres de opinar lo que en conciencia crean oportuno… y del tema que se les antoje. Esa no es la cuestión a debatir. La circunstancia cambia, y mucho, cuando los dos piden públicamente desde sus respectivas atalayas, conociendo como conocen el eco mediático que tienen sus manifestaciones, que alguien que no son ellos digan o hagan esto o aquello. 

Guardiola acudió la semana pasada a una conferencia a la Universidad de Liverpool. Lo hizo, como siempre, luciendo el lazo amarillo, acción que defiendo y apoyo porque le asiste todo el derecho a hacerlo. Una estudiante le preguntó en inglés: “¿Cree que el club [FC Barcelona] tiene un papel importante que jugar en el debate de la independencia de Catalunya? Y el actual entrenador del Manchester City, tras una breve reflexión, espetó: “¡Por supuesto que debe jugar un importante rol!”.

¿Realmente, Pep, el FC Barcelona, como club que representa a más de 140.000 socios de toda índole social, económica, religiosa y política, tiene que ser protagonista en la consecución de la independencia de Catalunya?¿Ese anhelo, legímito por otra parte, no debe tener otro tipo de apoyos y compañeros de viaje?

El FC Barcelona es, seguramente, la institución catalana más internacional que existe y le corresponde, por principios, ética y valores, defender su lengua, su cultura y estar al lado de la democracia. En su día, el club azulgrana ya se adhirió a la plataforma por el derecho a decidir,  precisamente porque cree que uno de los pilares básicos de una sociedad democrática y libre es poder votar lo que quieran la mayoría de sus ciudadanos. Y también se ha mostrado en contra de la encarcelación de los políticos  del procés. El club ni puede ni debe hacer nada más. No le corresponde al FC Barcelona decirle a su masa social lo que se debe votar o la dirección que debe tomar y menos en una cuestión tan compleja como la que nos atañe y que despierta tantas susceptibilidades. 

En su día, Josep Maria Bartomeu, en unas opiniones ‘arrancadas’ a traición y  con una cámara oculta, ya dijo que la Assemblea Nacional Catalana le había pedido dinero al club y también apoyo público para el procés. El presidente azulgrana lo dijo muy claro en aquella grabación: “No podemos hacerlo”. El día que se interiorice y aprendamos que el Barça no es de nadie y es de todos al mismo tiempo, habremos dado un paso definitivo hacia la normalización.

Joan Laporta, siguiendo con el relato, también utilizó el nombre del FC Barcelona para exponer una posición política de índole personal. En Pekín, en una conferencia en la Cámara de Comercio de EE.UU. , según recogieron distintas agencias, dijo que “si España no deja que Catalunya tenga su selección para participar en el Mundial o las Olimpiadas, el Barça la representará”.

¿Realmente es justo  cargar sobre las espaldas del Barça esa responsabilidad? ¿Alguien le ha preguntado al FC Barcelona si quiere asumir esa representatividad? ¿A sus socios? ¿A su legión de seguidores? 

Si apartamos al Barça de cualquier debate político, mucho mejor.