Mucho peor que la tormenta perfecta

Público en el Camp Nou

Público en el Camp Nou / JAVI FERRÁNDIZ

Toni Frieros

Toni Frieros

Contaba hace unos días el ínclito Xavier Bosch que antes de ponerse en movimiento el balón en el Barça-Bayern vio en el Camp Nou una pancarta en la que se podía leer: “Koeman, out”. No fue una, no, ¡fueron tres!. Y yo me pregunto: ¿Qué clase de abonado, socio o aficionado del Barça acude al Camp Nou con semejante animadversión? Una acción, sin duda, preparada y orquestada. Aquí ya no se trata, únicamente, de ganar o perder, de jugar mejor o peor, hay unas ganas enfermizas de incendiarlo todo por parte de una ruidosa minoría.

¿En qué se está convirtiendo el barcelonismo? Porque recuerdo que hace tan solo unas semanas también se colgaron en los aledaños del Camp Nou otras pancartas contra Laporta, llamándole judas y lacayo de Florentino. ¿A qué obedece esta inquietante sensación de que estamos viviendo una contínua Guerra Civil?

No creo que se refiriera precisamente a eso cuando el candidato a la presidencia Víctor Font alertara en campaña electoral que se avecinaba la tormenta perfecta.  No, no creo que entonces se imaginara la salida final que tuvo Messi, la surrealista relación entre entrenador y presidente, el enconado conflicto del club con LaLiga por el tema CVC o con la todopoderosa UEFA por la Superliga, la tirante relación entre club y la Confederació Mundial de Penyes.

Y lo que nos queda todavía por vivir porque es muy probable que después de los resultados de la Due Diligence y de los acuerdos de la Asamblea de Socios Compromisarios del 16 o 17 de octubre, pasarán cosas, muchas cosas, y no todas agradables. 

Está por ver qué recorrido tendrán esos 481 millones de pérdidas que ha arrojado el cierre económico de la temporada 20-21. ¿Quién se hará responsable? A pesar de lo que dicta la Ley, de los contumaces precedentes y de la jurisprudencia existente, la actual Junta Directiva parece estar convencida de que ha hecho lo correcto. Como siempre, será el tiempo quien dicte sentencia. 

Sin embargo, mientras todo eso se sustancia, mucho me temo que el FC Barcelona volverá a los juzgados y los ‘ismos’ se radicalizarán. Nada nuevo bajo el sol azulgrana desde tiempos pretéritos. Mucho desgaste, mucho ruido, que aleja al club de su verdadero objetivo, que no debería ser otro que devolverle la ilusión al socio, enderezar el rumbo económico, fortalecer el proyecto deportivo y dar esplendor a la marca Barça.

Por cierto, urge, y mucho, encontrar un nuevo patrocinador para la camiseta, el ‘main partner’. Rakuten se va y en febrero Nike necesita comenzar la fabricación de la nueva indumentaria 22-23. Queda poco tiempo. Todo un reto para la actual junta.