Es peor la imagen que la derrota

Memphis, con la nueva camiseta

Memphis, con la nueva camiseta

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Todos sabíamos que el Bayern es superior al Barça, y mucho más a este Barça sin armas en el ataque, lo que suponía un hándicap incluso táctico a la hora de confeccionar la alineación. Para abrir el campo no tenía Koeman más que a Yusuf Demir, un chaval de 18 años sin más experiencia que una treintena de partidos en Austria y que venía para el Barça B. Se podía imaginar el resultado, pero no la forma de perder.

Duele más la imagen que la derrota. Es duro ver al Barça a merced del rival, ver a sus jugadores impotentes para sacar el balón jugado desde la defensa, la especialidad de la casa durante más de una década. Es difícil de explicar tanta diferencia en el rendimiento físico de los dos equipos, hasta el punto de que parecía que unos jugaran con quince y otros, con ocho. Es inaceptable que no se chutara ni una vez a puerta...

Un equipo resignado

Ya sé, me dirán ustedes que si en la alineación había seis jugadores de los que hace un año perdieron por 2-8, y por lo tanto, un año más viejos, no se podía esperar más. Y si a esto le añadimos que no estaban Messi ni Griezmann, que no es que fueran una garantía en este caso, como se vio en la fatídica noche de Lisboa, pero que son mucho más que Memphis y Luuk De Jong, un ataque de equipo medianito de la Liga, pues eso, que apaga y vámonos.

Pero, sinceramente, esperaba una mayor resistencia, una oposición superior. ¿El sistema? El 3-5-2 no es criticable ante la falta de delanteros, pero lo que no se puede aceptar es que el Barça juegue como un equipo pequeño, tapando espacios, renunciando a la presión, estático sobre el terreno de juego y resignado a ver venir al equipo contrario. Pasividad en el campo y pasividad en el banquillo, que esta es otra. Será la dura la temporada.