Una moción de censura hoy es una temeridad

Escudo del FC Barcelona

Escudo del FC Barcelona / sport

Albert Masnou

Albert Masnou

“La situación es extremadamente grave”, "No nos podemos permitir una situación como en marzo”. Son frases de ayer de Pere Aragonés, vicepresidente del gobierno catalán, que pidió a Pedro Sánchez que decretara el estado de alarma, una solicitud que llega de siete comunidades más. Los casos de covid se disparan y, como consecuencia, las restricciones aumentan tanto en horarios con el toque de queda como en capacidad de concentraciones… pero el Barça parece que no sea de este mundo, que su realidad sea diferente pues en este escenario tan caótico se le presiona para la celebración de unas votaciones como la moción de censura que puede congregar unas 50.000 personas en el Camp Nou. Estarán citados más de 100.000 a las urnas.

Cuesta entender que el propio gobierno catalán, que de tan purista se las da en medidas para frenar la expansión del covid, acepte ahora unas votaciones como esta. Señores, estamos hablando de un club de fútbol, algo teóricamente insignificante en el escenario actual, de un divertimento cuya celebración de una asamblea o unas votaciones puede tener consecuencias graves.

El propio presidente del gobierno español Pedro Sánchez deslizó ayer que España va hacía otro confinamiento total. Sin embargo, la vara de medir para el Barça parece ser otra. “El Barça debe hacer frente al operativo”, dijo esta semana Miquel Samper, conseller de Interior. A mi que me lo expliquen. Uno dice una cosa y el otro, otra.

Es incomprensible entender esta voluntad de la Generalitat y al final, uno que es malpensado, no deja de imaginarse a gente, partidos o gobiernos interesados por alguna razón oculta en estas votaciones.Y así celebrar antes las elecciones esperando, quizás, en hacerse con el control del Barça. En estos momentos, la precaución y la salud debería imponerse en todas las decisiones de nuestro día a día. Y en este caso no lo parece.