Pensar para jugar

Luis Suárez, durante el Betis-Barça

Luis Suárez, durante el Betis-Barça / JAVI FERRÁNDIZ

Xavi Torres

Xavi Torres

Partido para el disfrute de quienes miran los partidos más allá del resultado. El Betis-Barça del domingo hace crecer el fútbol. Es verdad que la historia recordará la exhibición de Messi, ese cuarto gol de museo, los otros dos y, también, el de Suárez. Y, por supuesto, también se acordará de la ovación del Benito Villamarín, asombrado ante tanta belleza futbolística. 

Pero el partido también fue un bonito duelo entre Quique Setién, transparente como el agua, y Ernesto Valverde, escarmentado por el 3-4 del Camp Nou, capaz de matizar la propuesta habitual para adaptarse al rival. No hay duda de que ambos entrenadores tuvieron una semana distraída, los dos frente al vídeo y la pizarra magnética para encontrar la fórmula mágica de la victoria. Un equipo replicado frente al espejo. Divertido. 

La charla de Setién tuvo que ser curiosa. Presión altísima, duelos individuales en todo el campo, superioridad en medio campo para garantizar la posesión, profundidad por las bandas aprovechando los carrileros de una defensa con tres centrales, no conceder faltas en la frontal, atención al balón parado... Personalidad en estado puro y determinación ante una idea futbolística innegociable a pesar de contar la desaprobación de cierto sector de la grada.

El Barça se protegió con un cuarto centrocampista y con ciertos mecanismos contracorriente. Messi, al final del partido, felicitó a su entrenador ante este planteamiento que, por cierto, tildó de puntual. Queda claro que lo estructural es otra cosa. 

Pero más allá de las ayudas de los entrenadores los partidos, hasta que se demuestre lo contrario, los ganan los jugadores. Y cuando el fútbol te lleva al escenario del domingo, con ideas idénticas y tácticas similares, hay algo decisivo que acaba marcando la diferencia: el futbolista que piensa. No el que corre, no el que toca, no el que salta… sino el que entiende lo que está sucediendo en el terreno de juego. Y si Messi se salió es porque cuando todos los demás piensan qué van a hacer, él ya ha ejecutado la acción.

Y si Ter Stegen lanza en largo 14 veces (¡14!) no es porque sí, sino porque saltando la presión provoca unos contra unos de sus delanteros ante el portero rival. Y si Piqué conduce dividiendo líneas es para generar superioridades donde no las había. Y si Sergio hace llegar la pelota al 10 en un segundo mejor que en dos, es porque lee el fútbol como los elegidos. Pensar para jugar el mejor fútbol.