Un Pekín con ambiente otoñal

Día de traslado el que hemos vivido en este campeonato del mundo. Será este el ultimo cambio de hotel antes de volver el próximo lunes a España, esperemos con una medalla, mejor si es la de oro, colgada en el cuello de nuestros jugadores. La selección, que tenía ayer día de descanso, se ha quedado en Shanghái para viajar hoy hacia Pekín, en donde jugará el viernes la primera de las semifinales. Poco que contar por tanto en este pequeño diario que empezamos al llegar aquí y que finalizaremos el próximo lunes. Viaje no excesivamente largo, una hora y cincuenta minutos, y los típicos atascos a la salida de Shanghái y en la llegada a la capital china. Una capital a la que llegábamos alrededor de las seis de la tarde y nos recibía, por primera vez desde que estamos por estas tierras, con una temperatura ciertamente agradable. El termómetro marcaba los 21 grados y la humedad, aunque alta, 78 por ciento, no era la pegajosa que vivimos en Cantón y estos dos días en Shanghái.

La última mañana en la ciudad que le ha dado una clasificación para semifinales a España la hemos dedicado al descanso. Después de la paliza de estos últimos días el cuerpo pedía un poco de relax y se lo hemos dado. Con todo y como teníamos unas horas hasta desplazarnos al aeropuerto, nos hemos acercado a un templo que estaba al lado del hotel. Espectacular en dimensiones, dicen que es el más antiguo de la ciudad, aunque el dato tiene su trampa. Construido en 1216,  durante la Revolución cultural, fue transformado en una fábrica de plásticos y no fue hasta 1983 cuando volvió a convertirse en el templo que ahora es. Su situación, como tantos y tantos monumentos por estos lares,  contrasta con los rascacielos que le rodean. Se nota la remodelación, sobre todo por el brillo de las imágenes doradas del exterior. Dentro hay un Buda sentado espectacular y una campana de cobre de seis metros de alta y cinco toneladas de peso.

Un apunte deportivo para acabar. Se nota que estoy canino ¿verdad? Si medio sorpresa podríamos considerar la eliminación de Serbia a manos de Argentina, no sé cómo considerar el batacazo de los americanos ante Francia. Han caído los dos grandes favoritos para luchar por el oro y ahora cualquiera pronóstico puede ser factible. Franceses y argentinos buscarán mañana un puesto en la final, mientras que, por el otro lado del cuadro, serán Australia y España las que lucharán por ese mismo privilegio. La cita, a la diez de la mañana; el escenario, el pabellón olímpico. No falten que pasamos lista.