Paulinho: de ridiculizado a ídolo

Paulinho viajó a China aprovechando los tres días de permiso que le dio Valverde

Paulinho viajó a China aprovechando los tres días de permiso que le dio Valverde / IGNASI PAREDES

Ernest Folch

Ernest Folch

Alguien escribió ayer un tuit feliz: “Yo pido perdón a Paulinho”. Este es ahora el sentimiento de una buena parte de la afición culé, que asiste asombrada al gran rendimiento del internacional brasileño, que cuaja una gran actuación cada vez que salta al campo, y que desmiente muchos de los prejuicios que se tenían antes de que aterrizara: que si venía de una Liga menor, que si costaba demasiado dinero, que si era demasiado mayor, que si le costaría adaptarse. Esto se decía a finales de agosto y, curiosidades del fútbol, a finales de octubre Paulinho parece tirado de precio, muy bien adaptado y capaz de aportar un diferencial extra, muy diferente al de sus compañeros. Cierto, confirma el enorme físico que se nos prometió, pero también es capaz de combinar a la perfección con sus compañeros, como demuestra la sorprendente estadística ante el Olympiacos, partido en el que fue capaz de completar la cifra brutal de 109 pases correctos de 112 intentados, una cifra propia de Xavi o Iniesta. Para colmo, cada vez que sale demuestra que ha entendido muy rápidamente la jerarquía del equipo, y es capaz de tirar paredes con Messi, que ha sido el primero en percatarse de las virtudes del brasileño. Y, evidentemente, sus goles no son ninguna casualidad, puesto que ha demostrado una verticalidad innata, que le permite acercarse a la portería contraria con peligro cada vez que salta al campo. Los escépticos dirán con razón que la temporada es muy larga y que todavía hay que verle en grandes partidos, pero es innegable que este sí ha sido de momento un fichaje por fin de rendimiento inmediato. Los padres del fichaje, Robert Fernández y Pep Segura, quienes tantas veces han recibido tirones de orejas, se merecen ahora un aplauso sonoro. Cuando saltó al campo ante el Málaga, el brasileño recibió una de estas ovaciones que solo se reservan para los cracks. Quién lo iba a decir, y qué buena noticia: Paulinho ha pasado de ridiculizado a ídolo en apenas diez semanas. El Barça es así de exagerado.