Pau Gasol, un gigante ejemplar

Pau Gasol durante la rueda de prensa en el Liceu

Pau Gasol durante la rueda de prensa en el Liceu

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Pau Gasol ha sido el mejor jugador de basket español de la historia. Su impresionante palmarés es el perfecto resumen de su espectacular trayectoria. Dos títulos de la NBA con los Lakers. Once medallas con la selección. Tres Ligas con el Barça. Pero Pau Gasol es mucho más que un currículum. Y unas estadísticas. Pau Gasol representa unos valores que superan los límites de una cancha. Pau Gasol representa el esfuerzo, el compromiso, la solidaridad, el talento, el liderazgo y la humildad. Pau Gasol es, sin duda, un referente. El prototipo de lo que hoy es un deportista integral. Su ejemplaridad, dentro y fuera de las pistas, marca el camino que deberían seguir todos aquellos niños que sueñan con llegar a ser estrellas.

Pau Gasol es un gigante que se ha esforzado durante más de dos décadas para ser cada día mejor. Y que a los 41 años se retira porque su profesionalidad y su honestidad le impiden alargar innecesariamente una carrera inmaculada. Podría seguir jugando, pero no al más alto nivel. Su cuerpo ha dicho basta (una maldita lesión en el pie que arrastra desde el 2019 tiene la culpa) y ha decidido colgar las botas como una leyenda. Los aplausos que inundaron ayer el Liceu sirvieron para bajar definitivamente el telón de una obra perfecta que se inició en unas modestas pistas de Sant Boi, alcanzó su cenit en el glamouroso Los Angeles y culminó en el Palau. En su Barça. En su casa. Donde tiene un sitio asegurado. Como embajador. Como técnico. O como lo que quiera. Porque un GRANDE como Pau Gasol debe seguir ligado, de una manera u otra, al club blaugrana. El Barça no puede permitirse el lujo de prescindir del carisma y la inteligencia de un jugador irrepetible. 

LA ‘VENDETTA’ DE LUIS ENRIQUE. La selección española de fútbol disputa esta noche la semifinal de la Nations League ante Italia. Una revancha futbolística de la Eurocopa. Y una revancha personal del técnico asturiano. Porque el entrenador volvió a plantear ayer la rueda de prensa previa a este encuentro como un duelo dialéctico contra aquellos medios de comunicación que no le perdonan que no haya ni un jugador del Madrid en el combinado estatal. Luis Enrique morirá con sus ideas. Llámenle personalidad. O, tal vez, tozudez. Pero él es así. Y si gana el título podrá presumir de que lo ha hecho con sus futbolistas y contra todo el entorno. Y eso, sin duda, sería una doble victoria.