Ni pastoreo, ni postureo

Setién

Setién / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Estarán ustedes hartos y hartas de las vacas de Setién. Lógico. El uso y abuso es lo que tiene. La sinceridad, la emoción y la autenticidad es lo que llevó al nuevo entrenador del Barça a poner a estos animales de moda en un entorno que no es el suyo. El de las vacas, digo.

Tampoco el entrenador santanderino está acostumbrado a lidiar con un toro como éste pero como ya peina canas y hubiera venido andando -y derrapando- a entrenar a este equipo, lo único que le puede suponer esta aventura es sumar. Bienvenida sea para él y, esperemos, para el FC Barcelona las llamadas campestres de Planas, Abidal y Bartomeu. Quique Setién nos dejó algo más que el titular vacuno: elevó la moral de la tropa. O, lo que es lo mismo, convirtió la contaminación en aire fresco. Ya solo por eso sea usted bienvenido, míster.

Escribo este artículo con un ojo en el teclado y el otro en el Barça B- Badalona. En el palco, pleno de futboleros con los plumíferos hasta las cejas y un Setién que confirma que lo de la cantera no va ser solo un titular. Ni pastoreo, ni postureo. El entrenador del primer equipo sabe que subir a jugadores jóvenes a entrenar con los cracks mueve el avispero. Competencia, pique y motivación. Si algo tiene claro este técnico es que, vacas sagradas al margen, el que quiera la titularidad se la va a tener que ganar.

La veteranía es un grado y, además, da mucha paz. Y como me es escribía un buen amigo hace unas horas, “para lo que nos queda en el convento, vivamos el momento”, una reedición fina del refrán que (nos) permite ir hasta el final con nuestras ideas. Si alguien podía encajar en esta arca de Noé en la que se ha convertido el club azulgrana en las últimas horas, ese era Setién.

Démosle los 100 días de gracia que merece, dejémosle trabajar a su santanderino aire y, como tantas veces, que el líder de esta manada gestione el ‘seny’ y la ‘rauxa’. Messi sabe mejor que nadie, y sin moverse de Castelldefels, que no es hora de convertir al Barça en un cementerio de elefantes.