Un paso más

Dembélé firmó un gran primer tiempo, marcó y cayó lesionado tras el descanso

Dembélé firmó un gran primer tiempo, marcó y cayó lesionado tras el descanso / DAVID RAMÍREZ

Xavi Torres

Xavi Torres

Cuentan que un día el Santos brasileño iba a jugar un partido en Teresina y Pelé se lesionó. El equipo local exhibió honestidad y avisó de que O’Rei no jugaría. Estas cosas, antes, funcionaban así. En las puertas del estadio los empleados del club, ataviados con cartones pintados con rotulador, informaron de la noticia a los aficionados que se acercaron para conseguir una entrada. Evidentemente, se fueron a casa. 

Hoy los tiempos han cambiado. Ni se llenan los campos con la gente que va a comprar entradas a última hora ni se utilizan fórmulas de comunicación antediluvianas. Más bien todo lo contrario. Lo que sigue siendo normal es que el aficionado al fútbol siga admirando a los que lo convierten en arte. El domingo, Messi volvió a dignificar su profesión con media hora para no olvidar. Suerte tiene el Barça de la evolución de los tiempos. Son fácilmente imaginables las consecuencias para la taquilla si un rosario de trabajadores con carteles marcados con un rotulador avisaran de que “Hoy no juega Messi”.

Por fortuna para el aficionado jugó Dembélé. El francés hizo una primera parte muy buena, pletórico de fuerza y de atrevimiento, exuberante en la producción pero poco preciso en la toma de decisiones para la culminación. El 11 azulgrana se hartó de conducir y regatear, de hacer esláloms sin que nadie pudiera quitarle el balón y, como consecuencia, se ganó el aplauso de la grada a pesar de que las estadísticas no demuestran demasiado acierto final. Su plástica seduce. Y su gestualidad despistada, también. Y dicho esto, viendo que Valverde –con una gestión ejemplar- ha conseguido su objetivo de recuperar al francés para la causa y observando, también, el paso adelante que ha decidido dar el propio futbolista, hay que pedirle un poco más. Tiene tanto talento que tal vez sea justo exigirle una finalización más meditada y responsable de sus jugadas. 

¿Es posible? Lo es. Pensando, se madura y, automáticamente, se mejora. Veamos. Minuto 32. Dembélé inicia una diagonal de derecha a izquierda mientras observa la llegada habitual de Alba. El francés lanza al lateral con un balón al espacio y cambia de dirección para buscar la portería. De repente, el desmarque de Suárez limpia de defensores el punto de penalti donde Dembélé, que ha leído perfectamente la jugada, pone la pausa antes de rematar a gol el centro de Alba. La jugada de Messi –creando tendencia-, pero con el francés. Correr o detenerse. Pensar para triunfar. Puede. Debe. 

Escuela de entrenadores

Hace muchas décadas que Laureano Ruiz avisó de la necesidad de crear una escuela de entrenadores (de verdad) en Can Barça para dotar de contenido permanente el banquillo del Camp Nou. Mucho se ha dicho en este sentido pero como se demuestra cada cierto tiempo –cada vez que hay que buscar un técnico para sustituir al anterior-, nada se ha hecho.

Anteayer por la mañana jugaron el Betis y el Girona en el Villamarín. El 1-1, de Aleix García, llegó tras un exceso de combinación de Barragán y el 3 a 2, de Canales, tras un penalti en el último minuto porque a Douglas Luiz no se le ocurrió reventar el balón dentro de su propia área. Jugadas, por supuesto, con matices. Sin embargo, tanto Quique Setién como Eusebio Sacristán disculparon a sus futbolistas y les animaron a seguir preocupándose por el buen trato del balón y de encontrar soluciones ante la presión del rival. A esto se le llama personalidad: que un buen o un mal resultado no altere tus convicciones.

Y en estas anda el club. Porque Josep Maria Bartomeu espera que Valverde siga pero como la Champions abofetee al Barça el presidente será el primero en ponerle un lacito. Y entonces, ¿a quién hay que poner? ¿A alguien de dentro del club? Lamentablemente, no. ¿Y de fuera? ¿Cuál es la lista de entrenadores futuribles? ¿Dominan el método? ¿O ya se pasa de él? La realidad del Barça. Seguro que pronto la Secretaría Técnica nos sacará de dudas.

Kevin Prince Boateng

Un talento rebelde con más historias para no dormir que goles. Su fama fuera de los terrenos de juego roza la leyenda. El Barça será el onceavo club de su carrera (tiene 31 años) y espera que su etapa futbolística en el Camp Nou sirva para reencontrarse con su mejor versión.

Las quejas del VAR

Cada semana, la misma canción. El video-arbitraje (con sus errores) es bueno, se pongan como se pongan. Y las discusiones que se generan tienen que ver más con el déficit de cultura deportiva que tiene el país que con las lógicas dudas de su proceso de implantación.