El pasillo al Madrid, una oportunidad perdida

Koke, en el interior del Wanda Metropolitano

Koke, en el interior del Wanda Metropolitano / ATLÉTICO DE MADRID

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

No existe nada escrito, ni protocolos ni normas que definan cómo deben comportarse y cuándo deben hacerlo los equipos para homenajear a un campeón. De ahí que todos tengan razón y, al mismo tiempo, nadie la tenga a la hora de analizar una polémica que no debería existir. De hecho, no aparece casi nunca y solo se genera, curiosamente, cuando aparece el Real Madrid en la ecuación. El Atlético se ha negado a hacerle el pasillo a los blancos en el derbi madrileño argumentando que habría sido un "escarnio" para sus seguidores. Es comprensible, pero también supone perder una oportunidad extraordinaria de mostrar al mundo un gesto de enorme deportividad y, sobre todo, de exhibir toda la grandeza del club colchonero.

Sí, la soberbia con la que el madridismo ha exigido el pasillo para el equipo de Ancelotti (también se lo pidieron a Guardiola hasta tres veces) no ha sido ninguna ayuda para normalizar una acción preciosa, una imagen que dignifica el deporte. Sin embargo, el Atlético, alineándose para dar la bienvenida a su rival ciudadano, se habría ganado el respeto unánime del planeta fútbol. Habría sido bonito ver a Koke, Oblak o Griezmann aplaudir a Modric, Benzema o Courtois, campeones de una Liga que han merecido desde el inicio. Los jugadores madridistas habrían, por su parte, aceptado el gesto con enorme respeto.

Y sí, quienes viven el fútbol con prepotencia habrían aprovechado para hacer escarnio, para reírse de la sana deportividad, pervertir y denigrar a los colchoneros y a su afición. ¿Y qué? No ofende quien quiere, sino quien puede. De hecho, quienes habrían señalado con el dedo índice a Simeone mientras soltaban una carcajada de mofa recibirían como respuesta una mirada de lástima de quienes habrían quedado como unos señores. Una pena.