Paseo por la Portaferrissa cantonesa

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Siro López

Siro López

Quinto día desde que llegamos a Guangzhou. Lo dedicamos al puro y duro asueto. No jugaba España y la dura labor de este enviado especial fue estar atento a lo que aconteciera en el entrenamiento vespertino de nuestra selección. Por la mañana nos fuimos a conocer el Guangzhou profundo. Ese que nos aproxima a la imagen que muchos teníamos de China y que nada tiene que ver con la ciudad de rascacielos que hemos vivido desde que llegamos al país. Paseamos por la Puerta Ferrisa cantonesa y ahí nos encontramos un poco de todo. Puestos ambulantes, restaurantes y tiendas con gente reclamando tu atención para que consumas o compres en sus negocios y gente, mucha gente.

Bueno eso y calor mucha calor. Yo creo que fue el día mas caluroso desde que estamos aquí. Amenazaba tormenta y como todas las tardes, al final acabó cayendo la Mundial. De lo que si nos percatamos es de la grandiosidad de esta urbe. Cualquier desplazamiento para ir de un barrio a otro son, como mínimo, cuarenta minutos

Afortunadamente, los taxis no son caros y no cuesta, a pesar del mucho personal que circula por las calles, encontrar uno libre. 

No les había contado que el equipo de enviados de la cadena COPE contamos con una maravillosa intérprete y guía que responde al nombre de miss Piayiao, Gracias a ella nos vamos defendiendo y vamos conociendo mejor las costumbres de este país. Piayiao, que habla español como si hubiera nacido en Salamanca, nos quiso llevar a comer a un restaurante cuya especialidad es la sopa de serpiente y posterior degustación de la carne del reptil.

A Xuancar, jefe de deportes de COPE, no le convencía mucho, pero a mí, que quieren que les diga, una serpientita frita podría tener su aquel. Al final no pudo ser. Los restaurantes aquí sirven el almuerzo entre las 12 y las 14 horas y nosotros llegamos en horario español. Ya saben, domingo tres de la tarde.

Al final, y para meterle algo al cuerpo, fuimos al típico puesto callejero para tomar una sopa de pollo negro que un servidor, decidió ni probar. Por lo que me cuentan los que se han animado a comer, la sopa te la sirven en un cuenco de coco que le da un sabor dulzón a la comida. Es plato único y por tanto el pollo, entrañas incluidas, tienes que ir “pescándolo” con la cuchara que tan buen servicio me hizo el primer día de estancia aquí. La revancha nos la tomamos con la cena, pero como eso merece capítulo aparte, mejor se lo cuento mañana.