Un partido divertido con idas y venidas

Dembélé

Dembélé

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Como espectadores y aficionados, sin fidelidad a unos colores, seguramente fue uno de esos partidos donde uno puede vivir la magia y la belleza del fútbol sin sobresaltos. Vimos a dos equipos que no especularon, que fueron a ganar, a atacar y que ofrecieron lo mejor de ellos mismos, sin guardarse nada. En absoluto me sorprendió el gran inicio de la Real, que maniató al Barça robándole la pelota gracias a una presión muy adelantada, hombre a hombre, algo que hemos visto otra veces y que da sus frutos porque el equipo de Koeman lo pasa francamente mal.

Así fue hasta que el Barça logró superar las líneas de la Real, sobre todo aprovechando los espacios y el estado de gracia de Dembélé, bullicioso, muy atrevido y difícil de detener. Otra gran noticia para el Barça está siendo el paso adelante que está dando De Jong, más adelantado, con más profundidad. No es casual su gol y las veces que merodeó el área de la Real. Partido muy bonito, con constantes idas y venidas y mucho esfuerzo físico por ambos lados. El riguroso penalti metió otra vez a la Real en la contienda y gozó de mejores ocasiones, pero una vez más Ter Stegen estuvo colosal.

Me gustó mucho el trabajo y la disciplina del Barça en el repliegue y en la intensidad de su juego, incluso después del carrusel de cambios que siempre afecta a la homogeneidad del equipo. Aplaudo especialmente la veteranía de un joven jugador que cada día se consolidad más: Araujo. El destino quiso que fuera Riqui Puig quien metiera al Barça en la final con su último penalti. Una gran noticia que Koeman confiara a su calidad para los minutos final de un partido que me gustó mucho.