Parece que el VAR no funciona en el Bernabéu

Vinicius debió ser expulsado

Vinicius debió ser expulsado / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

Ya era difícil puntuar en el Bernabéu para un Espanyol que no levanta cabeza. Los blanquiazules llegaban hundidos ante el Madrid, pero vendieron muy cara su piel en un alarde de coraje que solo fue superado por la pegada blanca y por el infumable y sibilino arbitraje de Jaime Latre. El árbitro permitió que el Madrid llegara con ventaja al descanso y desarmó a un Espanyol que acabó desquiciado por las protestas. A perro flaco todo son pulgas, pero ni el Madrid necesita atracos de este estilo, ni el Espanyol merece que le chulee el colectivo arbitral. Fue un escándalo.

Latre le regaló la victoria al Madrid en los últimos cinco minutos de la primera mitad. El colegiado se comió, a conciencia, la segunda tarjeta amarilla de Vinicius cuando todo el Bernabéu ya la esperaba. No duden que si la entrada la protagoniza cualquier futbolista blanquiazul, Latre lo enviaba a la calle. Minutos más tarde, penalti de Caravajal a Calleri, que ni el VAR se decide a revisar. No sea que quedaran retradados. Y, encima, Carvajal crecido por la ayudita arbitral se encara al delantero blanquiazul con intención de agredirle. Todo muy normal.

El Madrid ya sabía que este partido lo iba a ganar. Con el VAR apagado, Latre se hartó de pitar faltas sibilinas a cualquier corte peligroso de los blanquiazules. Y llegó el segundo del Madrid. Y, entonces, Latre sí tuvo la enorme gallardía de expulsar a Mendy por un pisotón. Eso sí, faltaba ya muy poquito para el final y los blancos lo tenían atado y bien atado. El Espanyol debe hacerse valer en la Federación, aunque ya se sabe que en el Bernabéu, el VAR parece que no funciona.