La paradoja Messi

Messi y el gol siempre han caminado juntos

Messi y el gol siempre han caminado juntos / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El Barça salió a balón parado de la minicrisis en la que había entrado tras los fiascos de resultados y juego ante el Levante y el Slavia de Praga. A balón parado quiere decir que, más que posiblemente, a balón jugado el equipo azulgrana habría agravado su situación con otro mal resultado frente al Celta, lo que le hubiera llevado a la crisis tras perder el liderato ante un Madrid que, por fin, consiguió dar tres pases seguidos y una victoria convincente en Eibar.

Pero, sobre todo, a balón parado quiere decir Leo Messi, que allá donde no llega el equipo llega él. A balón parado es la maxima expresión de la calidad individual. El lanzador ante el portero, en el penalti, y frente a una barrera de jugadores que le cierra ángulos y espacios y el guardameta, en última instancia, en las faltas directas. La excelencia individual frente al bloqueo colectivo, en definitiva. 

El último recital de Messi, con la consiguiente reacción del Barça, es el reflejo de la realidad del equipo de Valverde. No podía llegar en mejor momento para abrir los ojos de los que toman las decisiones deportivas en el club. Curiosamente, llegó el mismo día que el presidente declaraba que la directiva está trabajando en el Barça post Messi.

Sacar rendimiento al equipo

Vaya, hombre, está muy bien eso de pensar en el futuro, de prepararse para minimizar los efectos de un previsible terremoto que puede significar un antes y un después en el club, pero también estaría bien que trabajáramos en el presente, en sacar el máximo rendimiento al único equipo del mundo que disfruta del mejor futbolista de la historia con una diferencia tan abismal que empequeñece a los tradicionales nombres gloriosos en la cúspide del balompié.

La paradoja de la relación Barça-Messi es que cuando mejor está Messi, peor está el Barça. O, para ser más exacto, peores son las sensaciones que transmite el Barça como equipo, que los resultados, parciales, bien es cierto, indican que se siguen ganando Ligas y que, ahora mismo, es líder en dos competiciones. Pero este resultadismo, falso porque ya hace demasiado tiempo que no hay buenas noticias en la Champions, cada vez engaña a menos gente.

El equipo, el balón jugado, ha ido perdiendo su esencia, su brillantez. Siempre hubo Messidependencia, eso está claro, pero ahora sin Messi no habría nada porque no hay modelo que soporte un mínimo de juego colectivo. La paradoja es terrible. Messi crece con los años, se adapta a sus condiciones físicas, pero el equipo mengua y no se suma a la excelencia de Leo.

Messi, más que nunca

Cuestión de entrenador, por supuesto. Pero también de los que diseñan la plantilla y el futuro, de los que miran para cuando no esté Messi desaprovechando el regalo celestial que significa tener a Messi. Valverde ha cambiado modelo, estilo y concepto, es cierto. Pero Valverde no tiene a Puyol, Xavi e Iniesta, básicamente, ni a Neymar, que estaba en el último equipo que ganó la Champions.

Poco a poco, temporada a temporada, se ha fallado en la renovación del equipo con demasiados fichajes erróneos, y se ha ido dejando cada vez más solo a Messi. El resultado es el actual: todo depende de Messi. Más que nunca.