Para ser presidente del Barça hay que avalar; para ser alcalde, no

Bartomeu

Bartomeu / sport

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El deporte ha evolucionado mucho en lo que llevamos de siglo XXI hasta el punto las competiciones se han tenido que amoldar a las exigencias de la televisión y los clubs se han profesionalizado como si fueran empresas. El fútbol ha estado a la vanguardia de los cambios y el caso mas reciente lo tenemos con la implantación del VAR. Una moda que ha llegado para quedarse como un ejemplo de lo que puede aportar la tecnología al espectáculo al deporte rey. Sin embargo, algunas cosas han quedado desfasadas.

Un ejemplo bien evidente, la forma como se eligen los presidentes de club. Cuando son sociedades anónimas, vota el consejo de administración en privado y con las cartas marcadas por los propietarios. Pero cuando se elige un presidente de un club que no es sociedad anónima, cuyos propietarios son los socios, que tienen el derecho a votar, caso del Barça, Madrid, Athletic y Osasuna, el sistema es caduco y mejorable.

Siempre que se habla de elecciones en Can Barça surge como un tema recurrente y polémico los avales económicos para llegar a ser presidente. Es como una frontera anti natural, un filtro que discrimina por condición económica a la mayoría de los socios. La Ley del Deporte del 1990 obliga a los presidentes de club que no sean sociedades anónimas a avalar el 15% del presupuesto. No es una cuestión baladí. En el caso barcelonista, sobre un presupuesto de 960, estamos hablando de un aval de ¡144 millones! lo que automáticamente limita de forma extraordinaria el número de candidatos.

Toca revisar este tema con urgencia. Es un incongruencia que en el borrador del ante proyecto de la nueva Ley del Deporte que deberá pasar trámite parlamentario cuando se constituya el nuevo Gobierno, este tema no esté contemplado. A Florentino Perez le puede ir bien para no tener competencia a la poltrona blanca, pero en un club democrático y abierto como el Barça, estar obligados a cumplir una ley de hace 29 años no aporta nada positivo. Es bueno recordar que en 1995, en tiempos de Nuñez como presidente, el directivo Evarist Murtra encabezó un movimiento para erradicar el aval y sustituirlo por otras garantías. El proyecto no prosperó y Murtra tuvo la dignidad de dimitir al considerar los avales como una medida de control caduca y mejorable.

Para los socios del Barça entiendan mejor el problema, basta una comparación que pone en evidencia la incongruencia. Para ser alcalde de Barcelona, una ciudad con un presupuesto que roza los 3.000 millones, no hace falta presentar ningún aval, simplemente comprometerse a unas normas de buena gobernanza. En cambio, para ser presidente del Barça hay que presentar en la Liga de Fútbol Profesional un aval que en el caso del Barça es superior al presupuesto de muchos clubs de Primera División.  

Sería oportuno que en la próxima Asamblea Extraordinaria del Barça cambiar esta norma ocupara un punto del orden del día y fuera votado por los compromisarios. Para ello el club debe elaborar un informe detallado de la situación y proponer fórmulas alternativas de control económico. Modificar la normativa actual serviría para que en la próxima elección de presidente del Barça el 2021,  se valore la capacidad de gestión y el talento de los candidatos por encima de su cuenta bancaria.