Para hablar de Messi, limpiezas varias

Messi, el líder de Argentina

Messi, el líder de Argentina / AFP

Carme Barceló

Carme Barceló

Les voy a explicar tal cual la reacción inmediata que he leído en mi cuenta de Twitter al compartir con mis seguidores una foto de las nuevas botas de Messi. Mi pie de foto fue este: “Para que pises más fuerte”. ¿Primera respuesta? Ahí la dejo: “Como pisó a Icardi, ¿verdad?”. Leo acaba de incorporarse a la concentración de su selección. La que ama y lleva en lo más profundo de su corazón. Por la que ha llorado más que ha reído, sí. Por lo que ha recibido críticas como pocas veces he escuchado y leído desde que me dedico a esta bendita profesión. Poco antes de esa foto de las botas verdes, periodistas de su país calificaban a Messi de “grano de pus” o de “caramillero” (el que maneja los hilos de su equipo) entre otras lindezas. La animadversión que despierta en algunos es directamente proporcional a la pasión que despierta en otros pero el foco mayor lo tienen los primeros. Curioso. 

El teórico forúnculo de la selección de Argentina es la próxima Bota de Oro y el campeón de Liga y Copa del equipo en el que lleva desde los 13 años. Solo por ello, sería merecedor del máximo reconocimiento. Y, como profesional del deporte y más allá de los títulos, un respeto. Más de uno precisa una profunda limpieza de cutis -y si es posible, llegar a capas más profundas- antes de hablar de granos ajenos. Empezando por el propio Maradona, ese ídolo indiscutible que fluctúa entre un inocente acné juvenil y profundas marcas de viruela cuando se trata de opinar sobre Messi. La sombra de ‘la mano de Dios’ es muy alargada pero no me parece el más indicado para dar lecciones. Por si acaso, y para curarse en salud, dijo que “hay un 60% de posibilidades de ser campeón en Rusia, siempre y cuando el nene (Leo) esté iluminado”.  

Algunos de los palos que recibe el que puede llegar a ser el mejor jugador de la historia del fútbol son inaceptables. Volcar toda la responsabilidad sobre él fue, es y será una barbaridad. Además de limpiarse el cutis, más de uno debería lavarse la boca.