Palancas, pinchazos y poderío

Eric García completó un buen partido contra el Rayo Vallecano en el Spotify Camp Nou

Eric García completó un buen partido contra el Rayo Vallecano / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Cualquier cosa es buena para poner al Barça en el foco para desenfocarlo. Así se escribe la historia desde la noche de los tiempos y, sobre todo, desde que en Madrid manda el/los que manda/mandan. Crecidos, con razón, gracias a los vigentes títulos de Liga y Champions League, se creen arte y parte de todo lo que sucede en el mercado.

Aunque el ‘bajonazo’ (por decirlo fino) del ‘se queda’ de Mbappé en el PSG aún duele y mucho, ha ido creciendo el temor versus el FC Barcelona y su presente y futuro más inmediato. Andan con la calculadora en la mano para valorar, criticar y arremeter contra la política económica y deportiva del club azulgrana, a la par que se lamen las heridas por lo que pudo ser y no fue.

Pero eso ya forma parte del pasado y, aunque los medios locales enfoquen al crack francés y su ‘mala praxis’ con Neymar (ahora un santo bendito, ¡vive Dios!), la realidad es tozuda: el Barça empató ante el Rayo Vallecano, éste le leyó la cartilla y la pizarra, a este sistema se le ve venir y para ello se prepara el rival y la paciencia no es una virtud que adorne al mundo del fútbol. Y a Joan Laporta, menos.

Cuando los hechos nos inspiran un guion es cuando llega Aubameyang al aeropuerto de El Prat y pincha una rueda de su coche de alta gama. Corre el aire a toda presión, nunca mejor dicho, mientras Frenkie de Jong y su equilibrio emocional y profesional plantan cara en lo deportivo.

El holandés, del que nadie pone en duda su calidad y precio (y menos desde los despachos del Barça), plantó sus reales ante el Rayo Vallecano. A caballo entre el poderío que atesora y la rabia, sacó las uñas y demostró lo que nos hemos hartado de escribir en esta ‘Tribuna’: que si no estuviera, habría que ficharlo.

Activadas todas las palancas posibles, Koundé sigue sin ser inscrito y Marcos Alonso espera en la parrilla de salida. El lateral del City confía en el Barça mientras el Barça confía en dar salida al que pincha en el aeropuerto, a los que ofrecen la carta de libertad y a los que se han enquistado en las negociaciones de sus contratos fuera de mercado.

Nada que objetar legalmente a los que lo han dado todo pero deberían adecuar su poderío a las circunstancias, deportivas cuando menos. Mucho a los que se agarran con las uñas sin limar a lo que les liga a un FC Barcelona que no llevan en el ADN. Ni poco ni mucho.

Menos a los que, como De Jong, apostaron a medio y corto plazo por un club al que antepusieron y anteponen a muchos otros. El éxito pasa por jugadores como él, con presente y con futuro y que es apreciado por los grandes clubes europeos. Y por Xavi.

También por una plantilla renovada, revolucionada, de calidad contrastada y que precisa de algo de tiempo y paciencia para conocerse y adaptarse. Queda activada la palanca del poderío que tanto impone más allá del Camp Nou. Porque es Real. Con mayúscula.