El pacto de Messi para la Champions

Carles Aleñá confía en triunfar en el equipo de sus amores

Carles Aleñá confía en triunfar en el equipo de sus amores / sport

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Estamos a cuarenta y ocho horas del partido más importante del año. Ojalá vengan después tres que todavía lo sean más, pero el del sábado ante el Nápoles puede marcar el futuro inmediato del Barça y llega en una circunstancias en las que las incertidumbres son superiores a las certezas. La situación excepcional por el coronavirus, el Camp Nou vacío, la impotencia de la afición por no poder dar un plus de fuerza a los jugadores, la desconfianza por el pobre juego desplegado en la recta final de la Liga post-confinamiento, las sospechas sobre el entrenador y el ambiente que pueda haber en el vestuario... Todo son dudas. Lo único seguro es Messi, el único en el que confía la afición es en MessiLeo es el único que ha cogido el toro por los cuernos, ha hablado claro mientras se perdía la Liga y ha puesto en solfa a todo el mundo. Al entrenador y a sus compañeros. Y al presidente. Y parece que ha arrancado un pacto para aparcar rencillas y centrarse en la Champions.

SEAMOS OPTIMISTAS

Si Messi dice que con lo que hay no alcanza para la Champions, habrá que creerle. Cuesta entender que un equipo que tiene al mejor futbolista del mundo y a jugadores de la talla de Ter Stegen, Piqué, Alba, Busquets, De Jong, Suárez, Griezmann, Dembélé... no esté entre los favoritos de la competición. Que aquí hay “marro”, como diría el castizo, es evidente. Que en el vestuario no gustó el cambio de Valverde por Setién, que no se entienden algunos de los vaivenes tácticos del entrenador, que el ayudante del técnico no ha caído bien, que tal vez por eso algunas vacas sagradas han bajado la guardia y van a su bola... Bien, parece un desastre, ¿no? Y lo es, sin duda, por eso se perdió la Liga. Pero permítanme que me agarre al pacto de Messi con el entrenador y a la reunión de éste con el presidente. Eso ya lo hemos visto antes y funcionó. Hace cinco años, tras la derrota en Anoeta en la que Luis Enrique hizo un alarde de autoridad dejando a Messi y a Neymar en el banquillo. Entonces, Messi y Luis Enrique pactaron las normas de convivencia y algunas claves futbolísticas a seguir y se ganó el triplete. ¿Por qué no puede repetirse ahora con solo cuatro partidos en el horizonte? Seamos optimistas, ¡hombre!