Olvidamos lo más importante: Éric Abidal salvó su vida

Eric Abidal durante su etapa como jugador del FC Barcelona

Eric Abidal durante su etapa como jugador del FC Barcelona / FCB

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça se despertó ayer con una supuesta filtración tan sorprendente como desagradable, en la que un supuesto interlocutor y empleado del club le comentaba al expresidente Sandro Rosell que el trasplante que en su día recibió Abidal fue “ilegal” y sugiriendo que fue el club quien lo pagó.

En la pretendida conversación, que solo hemos leído y no escuchado, y por tanto hay que coger con extrema precaución, se profieren insultos muy graves tanto del expresidente como de un supuesto empleado del club hacia Abidal, al que se califica de “hijo de puta”.

El Barça salió al paso de la información con rapidez y aclaró que todo el proceso de Abidal fue estrictamente legal, algo que ratificó primero el Hospital Clinic y se confirmó con la noticia, que avanzó la cadena SER, según el cual la causa que se había abierto sobre este tema ya fue archivada.

La valoración del episodio pide un par de consideraciones previas. La primera, el momento: no parece casual que este misil se dispare justo en el momento en el que en Catalunya había una sensibilidad especial con la dura e injusta situación que atraviesa Rosell con su terrible prisión preventiva. La segunda, la voluntad de hacer daño. Si alguien filtra asuntos turbios relacionados con una grave enfermedad es que quiere ensuciar como sea y sin ningún escrúpulo a todo lo que se le ponga por delante. Hay algo profundamente repugnante e inhumano en poner encima de la mesa algo tan bestial como el tráfico de órganos solo para intentar destruir una persona, sea la que sea.

En medio de este fango apestoso, se ha olvidado que se logró lo más importante: Abidal superó un cáncer gracias a un entorno favorable y un sistema médico ejemplar, que ayer tuvo que defenderse de duras acusaciones. En el fondo del asunto, quedan unos presuntos insultos que todavía deben confirmarse pero que de ser verdad comprometen al club, que no puede tolerar, ni siquiera en una conversación filtrada, que se insulte y se falte al respeto a su actual secretario técnico.

El menosprecio hacia Abidal, a raíz de una declaraciones publicadas en SPORT que se desprende de la supuesta conversación de Sandro Rosell, es en realidad un episodio más de la vieja guerra civil blaugrana, que pone encima de la mesa la cantidad de energía inútil que se ha malgastado en los últimos años ajustando cuentas con el bando contrario. A ver si entre tantas guerras internas y ataques externos olvidamos lo único que importa: Abidal salvó su vida.