La ola que lo engulle casi todo

Una fotografía muestra el campo del club de fútbol amateur "FC Parisis" en el centro de entrenamiento del club, en Herblay, París, en el 45º día de un encierro en Francia destinado a detener la propagación de la pandemia COVID-19, el nuevo coronaviru

Una fotografía muestra el campo del club de fútbol amateur "FC Parisis" en el centro de entrenamiento del club, en Herblay, París, en el 45º día de un encierro en Francia destinado a detener la propagación de la pandemia COVID-19, el nuevo coronavirus. / Franck Fife (AFP)

Guillem Balagué

Guillem Balagué

En ‘La gran ola de Kanagawa’, la famosa estampa japonesa de Katsushika Hokusai, una bocanada de agua está a punto de engullirse a tres barcas que luchan por sobrevivir mientras en el centro, imperturbable, el monte Fuji lo observa todo desde lejos. Un tsunami que amenaza con devorar casi todo. Para un occidental, las barcas están luchando por mantenerse a flote en dirección a la ola. Para un japonés, que lee de derecha a izquierda, su dirección es la contraria. La situación en todo caso es precaria. 

Es el fútbol, ¿verdad? El mensaje de los clubs, que se dirigen hacia la ola y esperan que el golpe sea superable, es urgente: los jugadores deben bajarse el sueldo no solo este año, sino también el siguiente. El futbolista se ve delante de la ola, se esfuerza por alejarse. Y se pregunta, ¿por qué tenemos que reducirnos el sueldo cuándo no se sabe lo que se va a perder? ¿No será que los clubs se quieren aprovechar de la situación para corregir errores antiguos?

Es verdad que no se sabe todavía con exactitud las pérdidas que sufrirán los clubs. Además está casi confirmado que la UEFA relajará las reglas del fair play financiero para esta temporada y la siguiente, y eso ayudará. Pero el caso es que así van pasando las semanas, en un tira y afloja que descubre lo que les separa más que lo que les une.

Desde otros ámbitos, se piensa más allá. Hay quien busca una seguridad nueva, prevenir el mal tiempo, estar preparado por si llega: su referencia es el monte Fuji, impasible en el fondo, superviviente. Así, el Javier Tebas alemán, Christian Seifert, sugiere una revisión del fútbol para acabar con los excesos: salarios, traspasos, comisiones. Sabe que la UEFA solo tiene en sus manos la posibilidad de mejorar el fair play financiero, porque cualquier otra regulación sobre esos tres elementos debe ser aprobada políticamente por la UE que para ello debería cambiar las reglas socio-laborales. Es ahí donde las buenas intenciones de unos pocos chocan con la realidad. 

Tras un tsunami el hombre debería estar obligado a reflexionar sobre su estatura real en el mundo, sobre el futuro, sobre los beneficios del bien común porque el daño también lo es. No solo sobre parches. Pero lamentablemente da la impresión de que ni la UEFA ni la FIFA están muy convencidos de la necesidad del cambio profundo o de cómo hacerlo.