Ojito con la Copa

Sergi Roberto y Marcelo, en plena disputa en el último clásico

Sergi Roberto y Marcelo, en plena disputa en el último clásico / sport

Albert Masnou

Albert Masnou

La Copa era un plato de segunda mesa hasta que llegó el emparejamiento de semifinales contra el Real Madrid. A partir de ese momento, este torneo ha adquirido rango de torneo mayor solo porque hay un cara a cara contra el eterno rival. Y en estas condiciones parece obligado que Ernesto Valverde ponga toda la carne al asador con un equipo de gala, que se llene el Camp Nou, que fuerce a Leo Messi con una contractura y que reaparezca de urgencia Dembélé, también lesionado. Como si no hubiera un mañana. Como si nos fuera todo con esta competición, olvidándonos las palabras del capitán a inicio de curso. La pasión del fútbol hace perder el sentido común, olvidar las prioridades y cambiar las planificaciones.

El Barça, y sobre todo Valverde, debe tener más sangre fría que nunca para que las ramas no le impidan ver el bosque. La prioridad es la Liga por ser la competición de la regularidad y la que hace más ilusión es la Champions. El Barça ha ganado siete de las últimas diez Ligas (ya tiene 25) y seis de las últimas diez Copas (o cuatro de las últimas cuatro que le permitan sumar 30) y tres de las últimas diez Champions (tiene 5). La Copa era una competición que “si la ganamos bien y si no será otro año”, una consideración que ahora no puede cambiar.

Valverde ha ido rotando en las últimas semanas para llegar frescos a primavera y ahora debe gestionar para que esta bomba del sorteo de Copa no acabe explotándole al Barça. Si ha seguido una dinámica de rotaciones hasta ahora, no debe alterarlas aunque el rival sea el Madrid y haya unas ansias locas de darle una estocada a la pseudo-reacción del equipo de Solari.

El Barça debe seguir su camino, independientemente del rival de Copa, para que la Copa no nos pase factura en la Champions, que está a la vuelta de la esquina en unos octavos de final ante un rival al que todos damos por superado antes de empezar a jugar. Y tantas veces este equipo se ha dado por clasificado antes de empezar a jugar (Roma o Juventus) y se ha llevado un chasco de órdago. Así que ojito con la Copa.