Nosotros, campeones

La plantilla del Barcelona celebra una cena privada

La plantilla del Barcelona celebra una cena privada / EFE

Carles Sans

Carles Sans

Que ningún culé se deje arrastrar por los posibles éxitos de los demás. Es de perdedor y acomplejado mirar de reojo qué hace el Real Madrid para saber si hemos de estar más o menos contentos por algo tan extraordinario como haber conseguido el campeonato de Liga y la Copa del Rey, esa copa que ahora los madridistas dicen que no les importa y que, sin embargo, tanto celebraron en 2011 porque no les quedaba otra cosa para celebrar. Ya sé que dolió mucho ver cómo el Barça dejaba escapar la competición europea y más de la manera en que lo hizo; no hay que olvidarlo y seguro que el presidente y el entrenador analizarán las posibles responsabilidades por la actitud con la que salieron algunos jugadores en San Siro. Sin embargo, ya que las cosas así han sido, ahora debemos estar felices de tener al Real Madrid a 15 puntos, algo de lo que creo que ellos no deben estar muy satisfechos aunque en apariencia no parezca importarles. Ya les digo yo que sí les afecta. Lo que pasa es que como siguen agarrados a la posibilidad, cada vez más cercana, de conseguir la orejuda, todo se perdona. Están esperanzados porque han superado las eliminatorias y están ya en la final después de un agónico partido contra un Bayern muy generoso que les regaló un gol al inicio de la segunda mitad. 

El Barça, exceptuando esta competición, ha cumplido con todo lo demás; bueno, con todo no: le queda recibir al Real Madrid en el Camp Nou, donde habrá que imponerse como actual campeón que es. Espero ver cómo los jugadores se dejan la piel para ofrecer a la afición un partido en el que podamos ganarles bien. Ahí sí que no vale haber obtenido la Liga: el rival es el Madrid y no hay relajación que valga. Si superamos este encuentro con nota, todo cuanto pueda pasar después en otras competiciones ya no va con nosotros. Si finalmente el Madrid se lleva la Champions, enhorabuena para ellos y que cada uno se quede con la felicidad que le corresponda. Desde luego, la del Barça la estamos disfrutando ya. Lo demás está por ver.