La contra

¿Neymar? No, gracias

Neymar, en el centro de la polémica

Neymar, en el centro de la polémica / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Neymar se ha empeñado en convertir su vida en una serie de Netflix, donde las mujeres, las orgías, los aviones, las superfiestas y el dinero son más noticia que su carrera futbolística. Prefiere la diversión al trabajo. Está arruinando su futuro, es un suicidio público a través de las redes sociales. Ni el mejor guionista de Hollywood sería capaz de inventar una historia tan turbulenta. Su talento deportivo queda eclipsado por sus continuados escándalos. El penúltimo capítulo de la truculenta serie se titula: “Presunta violación de una modelo brasileña en un hotel de París”.

Está claro que al brasileño le gusta más el sexo y los dólares que el fútbol. Es muy triste la caída en picado de un jugador de 27 años que cuando triunfaba en el Barça parecía destinado a suplir el liderazgo de Messi y Cristiano. Hoy es un juguete roto por las lesiones y las polémicas. No cuidarse en el mundo del deporte pasa factura.

Se lesionó en un partido amistoso y se ha quedado fuera de la Copa América después de que perdiera la capitanía de Brasil y Mastercard retirara sus anuncios. Su trayectoria deportiva es una pendiente directa al precipicio. Neymar se ha convertido en un producto de marketing con el grave error de relegar el fútbol a un segundo plano. 

Con este panorama incontrolable, el futuro de Neymar se complica. El PSG y su entrenador Tuchel están hartos de sus continuos conflictos, que van desde discutirse con sus compañeros a pegar un puñetazo a un aficionado. Mbappé le ha quitado el liderazgo del equipo y el brasileño comienza a pensar que lo mejor sería cambiar de club.

Le gustaría volver al Barça donde cree que Messi y Suárez pueden influir positivamente. Pero se olvida de que se fue del Camp Nou dando un portazo, engañando a los directivos y a los compañeros. Despreciando el cariño de los aficionados, poniendo una demanda al club de 40 millones en la que exige que le paguen el bonus de renovación que firmó antes de irse. Surrealista. Sería una operación tan cara como envenenada. No aconsejable bajo ningún concepto. El mejor Neymar futbolista ya pasó y lo disfrutamos en el Camp Nou. Ahora sobrevive un Neymar que arrastra nombre y fama con más pena que gloria.

¿Neymar? No, gracias. El Barça no necesita un futbolista que es más protagonista fuera que dentro de los terrenos de juego. A los 27 años es difícil por no decir imposible que cambie y se convierta en un buen chico. Su entorno tampoco le ayuda, comenzando por su padre y acabando por los amigos/tois que son sus compañeros de juergas y líos.

El presidente Bartomeu no tiene que caer en la trampa de airear un nombre para pasar página del decepcionante final de temporada. Neymar más que ilusión genera dudas, rechazo y problemas. Además, el PSG quiere recuperar los 222 millones que pagó en su día, una inversión de locos que no es amortizable. Un negocio ruinoso para la maltrecha economía barcelonista. Mejor que lo fiche el Madrid y que monte un circo en la capital. Neymar en el Barça no interesa por su bajón deportivo, no encaja por su alto coste y tampoco conviene por motivos de imagen.