El negocio, o no, del fútbol femenino

Entrenamiento del Barça Femenino

Entrenamiento del Barça Femenino / FCB

Marc Menchén

Marc Menchén

La Primera Iberdrola ha arrancado como la acabó. Grandes diferencias entre los equipos que la disputan, gestionada por la Federación Española de Fútbol y con fuertes discrepancias que impiden su correcta explotación audiovisual. Una competición profesional por ley, pero que aún está muy lejos de poder tener esa consideración en la práctica. La falta de consensos no escapa ni a las categorías en las que la unidad es más necesaria que nunca para que las futbolistas puedan competir sin renunciar a un sueldo digno. 

El Gobierno hizo bandera de la profesionalización de la Primera Iberdrola -no se vio con otros deportes como el baloncesto o el balonmano-, forzando unos plazos que, en mi opinión, solo nos llevan a que la competición acabe siendo un calco de LaLiga. Sporting Huelva, UD Granadilla y Madrid CFF resisten como independientes, pero es cuestión de tiempo -y presupuesto- que sean relevados por equipos que gracias a los ingresos del masculino pueden ir a pérdida.

Y creo que es un aspecto que deberíamos tener en cuenta a la hora de juzgar el ritmo al que se promueve la disciplina. El Barça destina seis millones de euros anuales y, si somos realistas con el tema de Stanley, el déficit que genera anualmente supera los tres millones. Otros asumen unas pérdidas anuales que superan el millón o cuadran el proyecto económico con apoyos institucionales. 

Es la inversión que asumen cada año para hacer crecer la disciplina y poco o nada puede reprocharse, cuando ese dinero podría ir al bolsillo de los accionistas o mejorar la competitividad del primer equipo masculino. Siempre se les podrá criticar que es poco, pero son los únicos que lo están haciendo, y pedir que en dos años esto sea sostenible es un flaco favor para las direcciones, para las jugadoras y para los propios aficionados.

Donde sí creo que debemos ser críticos es en la incapacidad de los clubes para ponerse de acuerdo. Sin una entente clara para hacer crecer los ingresos audiovisuales y de patrocinio, difícilmente podrá aumentarse la competitividad y hacer más atractiva y emocionante la temporada. Son las dos patas sobre las que se sustentará este proyecto, pues la Fifa ya ha puesto cifras a su capacidad de compraventa de jugadoras: 1,2 millones de dólares, un 0,03% de las cifras del fútbol masculino.

Seamos ambiciosos, pero concedamos una década para pedirle lo mismo que se reclama a otras competiciones. Mucho se ha avanzado en muy poco tiempo a base de pulmón financiero aportado por los clubes. Que no nos acabe pasando como con el baloncesto, con el que hoy Barça y Madrid continúan acumulando importantes pérdidas económicas anuales sin saber cuándo realmente podrá ser autosostenible.