Opinión

El negocio no es fichar cracks, el negocio es formar Lamines

Lamine se salió contra el Atalanta

Lamine se salió contra el Atalanta / Valentí Enrich

Los tiempos cambian y la experiencia obliga a cambiar de estrategia. Lo que está sucediendo en el Barça debe marcar un antes y un después en la política deportiva. Debe servir para abrir los ojos y aprender la lección. Es tan espectacular el éxito de la generación Lamine Yamal, que hay que tomar buena nota para no volver a caer en errores del pasado. 

El negocio no es fichar cracks. El negocio es crear cracks, formar jugadores como Lamine. Tienen más futuro y son más rentables. Un club como el Barça, que ha demostrado tener la mejor fábrica de jugadores del mundo, no debe buscar fuera lo que puede tener en casa. Su cantera es una mina de diamantes por pulir, salen promesas de gran proyección. La política de fichar jugadores de renombre es cara y no siempre funciona. Mejor formarlos en La Masía con método y paciencia que buscarlos a golpe de talonario. Sienten los colores de verdad y la afición se identifica con ellos. Por tanto, es obligado invertir talento formativo en la cantera, de una buena base siempre salen figuras. Y además, produce jugadores de buen nivel que si no tienen sitio en el primer equipo pueden generar traspasos interesantes.

La generación actual confirma que la cantera es la llave del futuro

Esta reflexión viene a cuento al comprobar el magnífico rendimiento de Lamine, Gavi, Pedri, Cubarsí, Casadó y Balde como líderes de una generación que si nada se tuerce puede igualar a la de Messi, Guardiola, Xavi, Iniesta y Piqué. Por segunda vez en menos de veinte años, la cantera ha dado otra cosecha sensacional que ilusiona a los culés con un juego espectacular que alimenta ilusiones. Pero hay más, por detrás vienen promesas que apuntan alto siempre y cuando se confíe en ellos y tengan oportunidades como sucede ahora. La Masia es un tesoro que conviene cultivar y mimar conscientes de que es la llave del futuro, la solución a muchos problemas económicos.

Fruto de esta política deportiva, el Barça se ha podido olvidar este año de la ventana de fichajes de invierno. En vez de gastar millones en jugadores de medio pelo, se ha dedicado a renovar a los canteranos ilustres que se han ganado un mejor y más largo contrato. Decisión inteligente y rentable que crea afición. Apostemos por los de casa, se lo merecen y favorecen la economía sostenible.

En la construcción de este Barça con futuro, hay que reconocer el mérito de Flick que ha sabido sacar el máximo rendimiento a jugadores que hace solo dos años no podían soñar con jugar la Champions. Hansi es un entrenador que disfruta apostando por los jóvenes ya que su trabajo encaja bien con la filosofía de valores que transmite La Masia. 

Si elogiamos a Flick, también es de justicia que elogiemos a Laporta por su acierto en contratar un entrenador alemán en paro que, de entrada, despertaba incógnitas. Flick es un mérito del presidente, constituye sin duda su mejor decisión. Acertó con Guardiola hace años y ha vuelto a acertar con el técnico alemán. Los que dicen que tiene una flor, quizás deberían reconocer su visión futbolística.