Nadie come en la mesa de Messi

Messi sentenció la Liga con un toque sutil

Messi sentenció la Liga con un toque sutil / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Dos grandes y un título en juego. Costa, irresponsable, lastró a un Atleti ambicioso. Simeone fue al frente con once y con diez. Thomas estuvo imperial. Y Oblak demostró que se sienta en la mesa de Yashin. El muro se agrietó en la recta final, dinamitado por Demoliciones Azulgrana SA, cuando el partido llegaba a su final: Suárez y Messi liquidaron a un buen Atleti. El Barça, virtual campeón sigue forjando una dinastía que parece no tener fin: son 8 Ligas de las últimas 11. Desde la irrupción de Messi, el ciclo blaugrana es triunfal. Di Stéfano ya no juega en el Madrid. Ahora viste de azulgrana, también es argentino y se llama Messi. En 15 años en el Barça, el diez ha ganado 10 Ligas. Durante esta década, en la mesa liguera de este Barça no se sienta nadie. Y en la de Messi, menos. Es único. Y come aparte.

Leyenda en balaídos

Sin él, Vigo llora. Con él, Balaídos sueña. Sin él, 4 puntos de 33 posibles. Con él, todo es posible. Iago Aspas Juncal, el mago de Moaña, se ha sacado de la chistera tres goles y dos asistencias en tres partidos. “El Príncipe de las bateas” es, por derecho propio, el gran ídolo del celtismo. Es una leyenda. Un tres en uno que aglutina sentido de pertenencia, calidad y sentimiento puro. Aspas es la Cruz de Santiago, la corona del escudo y el color celeste. Aspas es el Celta y el Celta es Aspas. Merece un busto de bronce en Balaídos.

Fuerza míster 

“Siempre he dicho que me hierve la sangre roja y se ha picado esta sangre con la blanca. Me han diagnosticado leucemia crónica. No necesito tratamiento, puedo seguir y seguiré muchos años”. Es Joaquín Caparrós, orgullo de Nervión y emblema de Utrera. Un tipo que se viste por los pies, un torrente de energía, un carácter volcánico y parte del escudo del Sevilla. Tiene el apoyo de todo el fútbol español. Y quien le conoce, sabe que es la viva imagen de su equipo: dicen que nunca se rinde.