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Opinión

El MVP del deporte femenino

Así celebró el Barça la Supercopa tras ganar un nuevo 'Clásico'

Así celebró el Barça la Supercopa tras ganar un nuevo 'Clásico' frente al Real Madrid / Maria Tikas

El crecimiento del deporte femenino, especialmente como producto de entretenimiento, está siendo una de las grandes alegrías del sector desde hace un tiempo. Los desafíos no son pocos: romper estereotipos sociales, crear un ecosistema competitivo desde la base que garantice la oportunidad de jugar y, ya en la élite, luchar por la atención del espectador en un mercado fragmentado, competidísimo y con unas marcas cuyo legacy empieza a superar los 100 años de historia. Y la pregunta que esta semana flotaba durante las sesiones de PRO Women in Sports en Barcelona no es menor: ¿cuál es el público objetivo al que deben dirigirse estas competiciones, marcas y clubes que ponen a la mujer en el centro de la escena?

La idea del producto mínimo viable (MVP, por sus siglas en inglés) y producto market fit es la que tiene entre ceja y ceja Victoire Cogevina, cofundadora de Mercury13. La firma de inversión quiere tener un equipo en cada una de las cinco grandes ligas de Europa en 2026, pero tiene claro que la audiencia no siempre será igual. Tan erróneo puede ser el no asumir que hoy el público del deporte femenino es mayoritariamente masculino, como confiar en que replicando modelos y estrategias de siempre se va a poder interpelar a audiencias distintas a las ya existentes.

Y no es un aspecto menor, porque el gran valor comercial de todas estas nuevas propiedades y atletas pasa por construir plataformas mediáticas que alcancen a un público distinto. Indistintamente del sexo. Ahí tenemos los ejemplos de Vueling con el FC Barcelona para apalancarse en la promoción de la mujer como un ángulo con el que interpelar a todo el mundo, pero también Sephora con Unrivaled usando el baloncesto femenino para llegar a un segmento de mujeres distinto al habitual en sus campañas de publicidad. Dos aproximaciones distintas que, como vemos, lo único que tienen en común es que han elegido competiciones de mujeres para alcanzar sus objetivos de marca.

Y como ya se viene usando jerga startupera en este segmento de la industria del deporte, también habrá que analizar cómo se conjugan los distintos ritmos de inversión que se dan dentro de una misma liga y cuál es el plazo que nos damos todos para decidir en qué nivel de gasto e inversión está la rentabilidad. Y sería injusto darles menos tiempo del que se ha dado a muchas otras disciplinas polideportivas para demostrar que esto no es un boom y que son el arma ideal para contrarrestar esa mayor diversidad de públicos que dan la música y la cultura a los patrocinadores.