"Al Mugello non si dorme" ... pero tal vez sí se ronque

'Fiebre amarilla' por Rossi en Mugello

'Fiebre amarilla' por Rossi en Mugello / EFE

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

Existe una cierta tendencia en MotoGP a echar de menos las carreras de los ochenta. Y, aún a costa del riesgo de ser acusado de “abuelo Cebolleta”, la verdad es que los tiempos de las 500 eran… la pera. Pero no siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. Que las batallas de aquella época fueron apoteósicas no debería desmerecer la intensidad de las de hoy en día.

Aunque en 2018 corremos un riesgo. Y el culpable de que ello sea así tiene nombre y apellido: Marc Márquez.

Al llegar al escenario del GP de Italia siempre suele haber una pancarta que reza “Al Mugello non si dorme”. El ambiente que se vive en la pista de la Toscana es de tal dimensión que suele ser uno de los pocos circuitos donde algunos pilotos optan por no pernoctar en el paddock y hacerlo en un hotel para poder descansar con una cierta tranquilidad.

Lo cierto es que el bullicio aquí acostumbra a ser apoteósico. Sobretodo entre los seguidores de Valentino Rossi, que suelen concentrarse en la zona del Poggio Secco. Y esta vez no será una excepción, pese a que su ídolo no les está dando tantos motivos de satisfacción como antaño.

Aunque las aguas parece que han vuelto a su cauce, es más que probable que el recibimiento que vayan a dispensar al de Cervera no sea muy cordial. Márquez vuelve a ser el favorito para la victoria de este domingo, y su principal oposición vendrá probablemente de Ducati, sobretodo por parte de Dovizioso.

El domingo los italianos se juegan algo más que el honor en su casa. No sólo Dovi, también Petrucci –que quiere ganarse el crédito del equipo oficial-, y especialmente Rossi. Dicen que Yamaha no está en su mejor momento. Pero las tres motos que siguen a la Honda de Marc en la clasificación son de esta marca.

En 2016 hubo nueve ganadores distintos en la categoría reina a lo largo de la temporada. Hoy, apenas dos años después, no sólo mejorar sino incluso igualar ese record parece una utopía.

La dictadura de Márquez, y el inmenso potencial que tiene por delante, convierten en casi inviable esa posibilidad. De continuar así, el tedio puede apoderarse del resto de la temporada en un proceso que se asemejaría demasiado a lo que sucede con la F1. Los italianos tienen la palabra.