El Morata de Luis Enrique y sus intrigas

Luis Enrique, seleccionador nacional español

Luis Enrique, seleccionador nacional español / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Álvaro Morata es uno de esos futbolistas que siempre están rodeados de pequeñas intrigas. Viéndolo jugar, muchas veces transmite la sensación de que esconde más goles de los que vemos. Esa carga le ha jugado siempre en contra: como si compitiera para desmentir la etiqueta más incómoda que le puede caer a un '9'. Es otro caso del fracaso de las expectativas; de la distancia entre el jugador que proyectamos y el que desnudan los números de su carrera. Hay en él dos futbolistas: el delantero arrollador cuando está en racha y el desesperante cuando está bloqueado. Morata es seguramente el futbolista más anímico de la selección y por eso su rendimiento mejora con Luis Enrique.

Ante Japón marcó su gol número 30 en 60 partidos con la selección y solo tiene a Villa (59), Raúl (44), Fernando Torres (38) y David Silva (35) por delante. Morata está mostrando con Luis Enrique su versión más resolutiva. Y lo está logrando incluso saliendo desde el banquillo en algunos momentos. Un rendimiento que no se puede entender sin el vínculo que ha sabido crear Luis Enrique.

"Es difícil de explicar lo que me ayudó", reconoció Morata hace unos días. El delantero explicó cómo el técnico se alineó con él cuando sentía que tenía un país entero en contra. Ante la eterna sensación de sospecha, siempre lo ha defendido con contundencia públicamente y le ha dado un papel importante en el equipo.

La respuesta de Morata con la selección tiene que ver con el factor humano y los vínculos. El delantero no solo juega para España y para él, también siente que tiene que darle un plus a su entrenador. Y esa seguramente es una de las grandes victorias del asturiano: hay muy pocos entrenadores que lleguen tanto al futbolista como Luis Enrique. No es poca cosa: en la élite conectar con el jugador puede llegar a ser más importante que la pizarra.