Morata, Llorente y nueve más

Luis Enrique, en el banquillo de España ante Polonia

Luis Enrique, en el banquillo de España ante Polonia / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Luis Enrique apostó fuerte y está perdiendo. Luis Enrique apostó por triunfar o morir con sus ideas, sin tener en cuenta el entorno histórico de la selección que tan bien conoce, y está muriendo. Pero, ¡cuidado!, que todavía no ha perdido y todos estos que están pidiendo su dimisión pueden quedar retratados en más o menos tres semanas.

Luis Enrique es como es y a estas alturas ya nadie le va a cambiar. A nadie puede sorprenderle que aplique la receta del caldo, ya saben: "¿no quieres caldo?... dos tazas". Luis Enrique es exactamente eso, "Morata y diez más", no vaya a ser que alguien albergue la más mínima esperanza de que va a escuchar a quienes cuestionan sus decisiones.

Luis Enrique es "el líder soy yo", no vaya a ser que los que defendían a Sergio Ramos por dejar a la selección sin un líder fueran a tener razón. Luis Enrique es así, provocador y con nula empatía con los que cree que le hacen la vida difícil. Y estaba cantado que si la pelota no entraba no le iban a perdonar varias osadías, principalmente la de olvidarse de Sergio Ramos y la de no convocar a nadie del Madrid, vamos que ni a Nacho, oigan. 

Terquedad o personalidad

Tampoco a Luis Enrique puede sorprenderle la situación que está viviendo. La vivió cuando era jugador con Clemente de seleccionador. Seguro que valoró que cuando España tiene un seleccionador polémico, el entorno se crispa y el ruido se hace insoportable. Eligió y en esas estamos.

Para unos, terquedad; para otros, personalidad. Y, ahora, en el límite del fracaso, solo falta saber si prevalecerá su terquedad o su personalidad. Sería bueno que escuchara, que admitiera que puede haberse equivocado. Que lo de "Morata y diez más" no ha de ser definitivo, que Llorente de lateral es una "luisenricada" que no funciona, que Gerard Moreno no es extremo.

Es de esperar que como nadie le ha incomodado con Busquets, le ponga ya de titular y el equipo recupere el equilibrio táctico del que adolece... Hay alternativas para ganar sin problemas a Eslovaquia y, con la victoria, mejorar el ambiente. Pero hay que dejar el orgullo en el vestuario, que el miércoles no sean "Morata, Llorente de lateral y nueve más".