Una montaña rusa de emociones

MONTAÑA RUSA. Después del combate nulo entre azulgranas y colchoneros, en todos los medios advertían que el Madrid había ‘ganado’ el duelo del Camp Nou, como si ganar al Sevilla fuese un paseo por el campo. Se repitió que el Madrid dependía de sí mismo para ser líder y ganar la Liga. Fue ciencia-ficción, porque el equipo de Zidane no pudo con el de Lopetegui e incluso pudo haber caído de no ser por un tanto de Kroos en el último aliento.

El choque tuvo todo: buen fútbol, alternancia, polémica y goles. Arrasado por el Chelsea en Londres, el Madrid tenía una oportunidad de oro y la dejó escapar. Ahora otra vuelta de tuerca: jornada intersemanal en una Liga convertida en montaña rusa de emociones. Todos están al límite, todos sin gasolina y todos pueden ser campeones. Eso sí, ahora el que sólo depende de sí mismo es el Atleti.

MESSI NO BASTA. El Atleti gobernó en el primer acto: le quitó la pelota al Barça, tuvo varias llegadas de peligro y fue mejor. Los de Simeone demostraban personalidad y los de Koeman estaban fuera de punto. En el segundo acto el Barça avanzó, el equipo rojiblanco dio un paso atrás y pese al liderazgo, empuje y calidad de Messi, esta vez el Leo-Sistema no bastó. El resto del equipo no le acompañó, el Atleti le trabó con faltas y de lo demás se ocupó Oblak, que es un gigante.

El duelo dejó tres claves: Primera, que el Atlético no cayó como anunciaban los profetas. Segunda, que el Barça se sigue haciendo pequeño ante los grandes. Y tercera, que el debate sobre el futuro de Koeman sigue abierto. Que el Barça dio un paso atrás es un hecho. Que todavía puede ganar esta Liga es otro. Y que no depende de sí mismo, también es otro hecho. La pregunta es ¿con lo que tiene este equipo le alcanzará para ser campeón? La respuesta tiene dos letras, pero la palabra es una sola. En lo alto, el Atleti. Otros necesitan que falle, pero sigue ahí, de pie. Partido a partido.