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El Barça conquistó la Supercopa femenina tras golear a la Real Sociedad

El Barça conquistó la Supercopa femenina tras golear a la Real Sociedad / EFE

Carme Barceló

Carme Barceló

Un suspiro cuesta subir una foto de cualquier chorrada a Instagram y que los ‘likes’ y los seguidores se disparen. Media vida cuesta que la de un equipo de fútbol femenino tenga una mínima atención. Casi podríamos asegurar que cualquier aprendiz/a de modelo tiene más impacto en las redes sociales que una futbolista. O que cualquier mujer deportista. Hace diez años, la que jugaba a fútbol aún era una ‘rara avis’. Y hace cien, poco menos que la hubieran encarcelado o ingresado en un sanatorio. Lentamente, vamos sumando pasos en este complejo camino de la igualdad. Pero a veces tengo la triste sensación que cuando damos uno hacia adelante, días después retrocedemos dos.

En 2020, que un club destine parte de su presupuesto a esta sección nos congratula y nos confirma que progresa adecuadamente. Pero cuando la entidad en cuestión sobresale en plena etapa de expansión, aparece el ofendido, la crítica y el silencio cómplice de los que aún no han dado el paso. O, si lo han hecho, ha sido más por seguir el cauce del río que por nadar contra corriente. El Barça Femení ganó una Supercopa por el mismo motivo que llegó a una final de Champions que perdió. Por creer, por apostar y por aprender de las derrotas que te muestran, precisamente, ese camino a seguir que resulta tan duro.

Cuando Arconada, el técnico de una Real Sociedad que encajó diez goles en la final ante las blaugrana, intentó matizar sus declaraciones post partido no estuvo demasiado afortunado. Insistió en criticar el fichaje de jugadoras extranjeras en lugar de apoyar la inversión para apuntalar el crecimiento del fútbol practicado por mujeres. El ‘modelo Barça’ no es más que la apuesta por la profesionalización y por destinar unos recursos desde el ‘seny’ para crecer en resultados y en igualdad. Si ello supone hoy una desigualdad con respecto a otros clubs españoles, el FC Barcelona no tiene la culpa. Solo faltaría que le echáramos la caballería por encima por hacer las cosas bien. Apuesten por ellas, caray. No tienen muchos ‘likes’ pero son un modelo a seguir.