Misión imposible: limpiar la imagen de Pepe

Resulta patético comprobar cómo los mismos que defendieron el pisotón de Pepe a Messi o hicieron la vista gorda (nunca mejor dicho) ante el `dedazo¿ de Mourinho a Tito Vilanova se erijan ahora en adalides del juego limpio. La nobleza futbolística de un equipo se demuestra en sus actitudes y en sus planteamientos. Y el Madrid es, hoy por hoy, el conjunto más zafio de la Liga. Los modestos, los desfavorecidos, no tienen más recursos que la defensa y el patadón. Pero los ricos, los poderosos, deberían utilizar otras armas. El Madrid de Mourinho se ha convertido, filosófica y estéticamente, en un equipo odioso. Resulta, pues, irónico que ahora se le quiera investir de víctima cuando es el gran culpable de la crispación que genera en los campos. Y de situaciones tan tristes y reprobables como las acontecidas en el túnel de vestuarios del Levante. No creo que nadie en su sano juicio pueda pensar que no fuera Pepe el que provocara los incidentes. Porque Pepe es un `especialista¿ en este tipo de altercados. Aunque ahora desde el mismo club se quiera montar una campaña para limpiar su imagen. Una misión realmente imposible.

El problema del Madrid es que está repleto de futbolistas provocadores y violentos, moldeados por las manos del impresentable Mourinho. Al técnico portugués no le tragan ni los más acérrimos militantes de la `caverna mediática¿. Repudian sus métodos y sus maneras, pero le defienden públicamente por sus intereses comerciales. Los mismos que se meten con Alves y le llaman teatrero, los mismos que insultan a Messi calificándolo de `cortito¿, los mismos que reniegan de Busquets o Piqué cuando visten de blaugrana pero les adoran cuando se ponen la `roja¿, ahora pretenden hacerse los ofendidos cuando oyen lo que no les gusta oír: que el Madrid se ha convertido en un conjunto agresivo y sucio. Si hasta el mayor símbolo de la historia blanca, Raúl, le reprocha a su exequipo su manera de ganar y de perder: "En el Real Madrid no hay amistosos, siempre hay que ganar, pero dando una buena imagen, respetando a los rivales, conforme a unos valores...". Raúl, como Butragueño, fue un gran enemigo (deportivo) del Barça, pero aquí siempre se le respetó por su profesionalidad y señorío. Esa es la gran diferencia.

Si el Madrid tiene que hacer campañas de limpieza de imagen para sus futbolistas (primero fue a Cristiano Ronaldo y ahora a Pepe y, seguro, más tarde será a Mourinho) es porque algo está fallando. Y lo que está fallando, precisamente, es la imagen. Una imagen que no se corresponde con la que siempre ha transmitido el Real Madrid, un club centenario, con unas vitrinas repletas de títulos. Una imagen que está marcando, negativamente, el proyecto de Florentino Pérez. Al presidente no le gusta nada, nada, nada que se le relacione con la crispación, las agresiones y los insultos. Porque él no se siente cómodo en ese entorno. Por eso ha decidido intervenir. Aunque demasiado tarde.