Miranda, Riqui Puig y el arroz pasado

Riqui Puig es la gran joya de la corona, pero el paso al primer equipo depende de muchos factores

Riqui Puig es la gran joya de la corona, pero el paso al primer equipo depende de muchos factores / DAVID RAMÍREZ

Jordi Costa

Jordi Costa

Cuando García Pimienta, actual entrenador del Barça B y profundo conocedor de la casa y la base barcelonista, dice que hemos ido demasiado rápido con Miranda, es obligado escucharle. Entiendo que Pimi se refería a los gestores deportivos del club, que le situaron como único recambio de Jordi Alba en el lateral izquierdo del primer equipo, y puede que también señale a los que, desde fuera, celebramos la venta de Digne para dar cancha a un talento de casa. El perjudicado, por supuesto, ha sido el chico, que ha quedado expuesto al estricto escrutinio público cuando quizás no estuviera preparado para ello. Pero, no obstante, me pregunto dónde está el término medio entre quemar y atrofiar a los jóvenes.

Porque es verdad que Miranda ha parecido superado por las circunstancias cada vez que Valverde ha decidido darle un oportunidad. Sólo han sido cuatro partidos -uno, intranscendente, de Champions y tres de Copa-, y al Txingurri se le acabó la paciencia al descanso del último en el campo del Levante. Ya no es sólo que no vaya a jugar más con el primer equipo esta temporada sinó que tiene pinta que la próxima se va a marchar cedido, ya que el club está desandando la decisión tomada el pasado verano y ahora busca en el mercado un recambio para Jordi Alba. Y me pregunto si no es mejor que el chico se siga equivocando y superando sus miedos aquí en vez de fichar a un futbolista veterano que recale en el Camp Nou de vuelta de todo.

Todavía menos que Miranda ha jugado Riqui Puig. Las excusas son variopintas: que si no puede con los duelos individuales porque su físico -como a Guardiola cuando empezó- le limita, que si le está costando lucir con el filial -a veces es suplente, a menudo le sustituyen- en Segunda B... Lo que ustedes quieran, pero le ves diez minutos al máximo nivel, y su talento aflora como en Montilivi. 

Entiendo que la exigencia no es la misma en los dos clubs, pero casos como el de Miranda o el de Riqui explican por qué el Ajax tiene futbolistas que parecen casi formados sin llegar a los 20 años y que al Barça le cueste tanto tomar este tipo de riesgos aun con futbolistas que parecen elegidos. Es tan mala idea correr demasiado como no atreverse nunca y que se les pase el arroz. Y mientras esto no se asuma, el club tendrá que seguir yendo con el talonario a viveros como el holandés o el francés, no porque la materia prima sea mejor sino porque, para que los futbolistas exploten, también es necesario confiar en ellos.