Mirad a Landa, está en la Volta

Miradlo bien porque hasta el Giro, que por años que pasen será siempre su carrera preferida, no lo volveremos a ver en acción. Mikel Landa, el protagonista de esta historia, apenas merece presentación, porque sigue siendo el corredor en activo que más entusiasmo despierta tanto en su País Vasco natal, donde es una auténtica estrella, como en el resto de los territorios ciclistas peninsulares. Está en la Volta, donde hace un año acabó en segunda posición; es decir, el ganador oficioso porque el primero fue Tadej Pogacar, y hasta la ronda italiana no tiene previsto competir salvo que se aburra un poco y se apunte al Gran Premio de Frankfurt, que se disputa el día 1 de mayo.

Es el claro ejemplo de la nueva vida de los corredores profesionales, aunque a él la moda de entrenar mucho y competir poco ya le ha pillado de veterano. 35 años tiene Landa y toda la experiencia del mundo en un corredor que ha sido dos veces tercero del Giro y otras dos cuarto en el Tour, ante un podio de los Campos Elíseos que siempre se le ha resistido aunque el de 2017 lo perdió sólo por un segundo y porque Chris Froome, que entonces era su jefe, no le dio todo el cariño y cierta libertad, con la carrera resuelta, para que pudiera acompañarlo en el cajón de París. Qué le vamos a hacer.

La conmoción de Vingegaard

Ahora todos compiten poco. Por ejemplo, Jonas Vingegaard no tiene previsto volver a correr hasta el Critérium del Dauphiné, ya en el mes de junio. Se ha perdido la Volta por culpa de una caída en la París-Niza que al final ha ido más allá de la contusión en la mano. Sufrió mareos provocados por una conmoción que, al final, ha sido la causa determinante para que estos días no esté corriendo por carreteras catalanas.

Ahora prefieren hacer concentraciones en altitud mucho más que antes, seguir entrenamientos tecnificados. Ya ha quedado como un recuerdo aquello del “entrenamiento con dorsal” que escenificaba Miguel Induráin hace 30 años cuando venía a la Setmana Catalana, que se celebraba en las mismas fechas que la Volta, y perdía media hora el primer día en Lloret de Mar. Las figuras iban a las carreras de primavera para reunir kilómetros e ir avanzando poco a poco en la preparación hasta que llegaba el mes de junio y entonces ya se examinaban en el Dauphiné como única carrera para calibrar las fuerzas con vistas al Tour.

Desde febrero a por los puntos

Ahora, Landa incluido, se lanzan a por las posiciones de honor de las clasificaciones generales desde el mes de febrero. Y si no se gana se queda segundo, tercero, cuarto… juega como causa determinante el hecho de que todas las carreras otorguen puntos por clasificación, sobre todo las pruebas World Tour como la Volta. Los equipos quieren que las figuran puntúen y estas lo hacen muy a gusto porque un ciclista con puntos vale un potosí y se convierten en argumento de fuerza a la hora de renovar o buscarse la vida en otra escuadra; como si fueran un botín que vale el peso en oro y el argumento para un mejor contrato para temporadas venideras.

Lo sabe Mikel, todos, todos los que como él tienen calidad suficiente para entrar entre los primeros en las etapas claves de la Volta, como la que discurre este miércoles entre Viladecans y La Molina, como la llegada de este jueves a Montserrat o el recorrido rey del sábado, entre Berga y el Santuario de Santa Maria de Queralt con el paso previo por Pradell.

Giro y Tour

Landa siempre estará delante porque sabe que después llegará una serie de entrenamientos que lo impulsarán para tratar de estar entre los mejores del Giro y luego repetir argumentos de buena clasificación en el Tour. Hace un año acabó quinto y eso que la misión del alavés era ayudar a su jefe de filas Remco Evenepoel, que de hecho fue tan fino que Landa pudo gozar estando siempre entre los primeros sin tener que abrirle el terreno a su líder flamenco.

Y mientras todo ello ocurre se sigue incentivando la pasión al corredor y la fe hacia el landismo, esta religión ciclista que se profesa alrededor de Mikel, ahora en la Volta, mañana en el Giro y poco después en el Tour.

Vía: El Periódico