"Minguella, fichad a Hugo Sánchez o se irá al equipo de la Castellana"

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Josep M. Minguella

Josep M. Minguella

Hay decisiones que pueden cambiar la vida de una persona o, en el fútbol, la historia de un club. Una de las más sonadas que recuerdo es la del Barça de no fichar a Hugo Sánchez cuando pudo hacerlo. No lo hizo y acabó en el Real Madrid, donde se dio un hartón de ganar títulos.

El mexicano se había hecho un nombre como goleador en el Pumas Unam y eso propició una cesión con opción de compra al Atlético de Madrid, entonces presidido por Alfonso Cabeza. Pese a no ir muy boyante de dinero, el club rojiblanco decide comprarlo y el UNAM se lo pone fácil fraccionando el pago en dos o tres plazos porque también la interesa al país que uno de los suyos triunfe en el extranjero.

Al año siguiente, Vicente Calderón vuelve a la presidencia del club colchonero y en 1984, tras una excepcional temporada, Hugo sale al mercado. Mi buena relación con el presidente y Ángel Castillo, el secretario técnico, me pone sobre la pista. Me dicen que no podrán retenerlo y que les interesa vender. A ser posible al Barça y no al Real Madrid. “Minguella, fichad a Hugo o se irá al equipo de la Castellana”, me dijo Calderón.

Su premonición acabó por cumplirse a pesar de que hubo negociaciones para que fichase por el Barça. Se produjeron en un hotel del centro de Barcelona entre Gaspart y varios directivos del Atlético, que le pidieron 120 millones de pesetas, lo que ahora serían más de 700.000 euros...

La operación se cerró finalmente en el mes de julio de 1984 en Nueva Jersey, en el Giants Stadium, donde el Cosmos de Nueva York jugaba un amistoso contra estrellas mundiales. Por petición del vicepresidente del club, Raphael Sierra, un cubano, llevé a Kempes, Futre, Mágico González y a Hugo, que estaba de vacaciones en México. Tras cerrar el acuerdo con el tesorero del club rojiblanco, Vicente Calderón, que estaba en Houston sometiéndose a un tratamiento médico, dio el OK y enviamos un télex al Barça dando cuenta de ello.

Al día siguiente todo se fue al traste. Me llamó Gaspart y me dijo que el nuevo entrenador del Barça, el inglés Terry Venables, no conocía a Hugo Sánchez y que prefería a Steve Archibald, delantero del Tottenham. Aquella fue una pifia monumental. El Barça prefirió, como siempre, hacer caso al entrenador y se equivocó. Hugo, tras otra gran temporada con el Atlético, acabó fichando por el club de la Castellana, con el que ganó cinco Ligas consecutivas. Aquella decisión marcó la historia quizás tanto como anteriormente lo hizo el caso Di Stéfano.