El milagro pasa por Dembélé y Ansu Fati

Dembélé

Dembélé

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El Barça no encontró el camino del gol ante el Benfica y se condenó a ganar en el campo del Bayern, a no ser que los portugueses no ganen en Lisboa al Dinamo de Kiev, si quiere pasar a octavos de final de la Champions. Evidentemente, un reto complicadísimo, muchos pensarán que sería un milagro, pero, bueno, para que este milagro sea posible ya tuvo que producirse otro ayer, el fallo a puerta vacía de Seferovic en el minuto 93. En cualquier caso, la clave será que Dembelé esté ya para jugar a tope los noventa minutos y que Ansu Fati se encuentre en condiciones de jugar. Sí, porque el drama del Barça es la falta de gol y la ausencia de futbolistas determinantes.

Xavi tuvo que hacer encaje de bolillos para formar un tridente ofensivo medianamente peligroso. Ayer ni siquiera podía tirar de cantera, así que recuperó a Demir y puso a Alba de extremo zurdo. La clave era abrir el campo y crear espacios y para ello cambió incluso de sistema. 3-4-3 con Araujo, que hizo un partidazo, Piqué y Lenglet atrás. Funcionó la primera media hora, todo ello apoyado en una gran presión, pero la presión exige buen estado de forma físico y el Barça no está, tampoco en este aspecto, precisamente para tirar cohetes. Aún así, Gavi, Alba y Demir, con un disparo a la madera, tuvieron el gol en sus botas.

REVOLUCIÓN DEMBÉLÉ

El físico menguaba en la segunda parte y el Benfica subía su rendimiento. Xavi movió pieza y mandó calentar a Dembélé. El Camp Nou rugió, de esperanza e ilusión a falta de goles, porque los aficionados saben que al Barça le falta talento arriba y sobre todo, desequilibrio. Dembélé revolucionó inmediatamente el juego, al minuto ya le puso un balón de gol a Memphis, y el equipo azulgrana recibió una especie de segundo aire que le permitió acercarse al gol.

Lo marcó Araujo, pero estaba en fuera de juego, lo vio de cerca Piqué... pero ya todo a la desesperada, con defensas haciendo de delanteros, sencillamente porque faltan delanteros y rematadores. La prueba es que el Barça de Xavi ha mejorado, pero solo ha marcado un gol, y de penalty, en los dos partidos que el nuevo entrenador ha dirigido. Si queremos un milagro, recemos... recemos para que Dembélé y Ansu Fati estén a tope el 8 de diciembre.