Sin miedo en tiempos de cambio

El Camp Nou seguirá vacío hasta el próximo curso

El Camp Nou seguirá vacío hasta el próximo curso / Valentí Enrich

Bojan Krkic

Bojan Krkic

Bufen temps de canvis, però no hem de tenir por (soplan tiempos de cambio, pero no debemos tener miedo)”. Así arranca el estribillo de una canción de Beth que estos días, observando todo lo que se mueve en el mundo del fútbol, en particular, y en la sociedad, en general, he vuelto a escuchar. Son tiempos de cambio y eso es lo primero que hay que aceptar. No es un proceso fácil, pero sí imprescindible para mirar hacia el futuro de forma consistente. 

El pasado verano arrancó una transición generacional en el primer equipo que también ha acabado siendo institucional. Ambas cosas han terminado conviviendo con una crisis económica provocada por la pandemia y, también, con la amenaza que supone la Superliga para las estructuras actuales del fútbol. Es una modificación del paradigma cultural alrededor de este deporte. Son momentos de incertidumbre que alumbran un paisaje en el que el mar está muy movido. Mientras no baje la marea y desaparezcan las nubes, lo único que se puede hacer (y es vital hacerlo) es mantener la calma, trazar un plan y sentar las bases de un proyecto con el que seguir manteniendo una posición privilegiada desde el punto de vista jerárquico como club. No sabemos qué pasará con la Superliga y la UEFA, pero tampoco con la reducción de equipos en LaLiga, ni si habrá cambios de formato en las distintas competiciones... Demasiadas dudas. 

Ante un panorama tan incierto, la tranquilidad es la mejor receta, pero debe ir acompañada de una acción sosegada que es responsabilidad, en el caso del Barça, de quienes gobiernan hoy el timón del club. Más allá de debates alrededor del inquilino del banquillo o de altas y bajas en la plantilla, la visión debe ser global. Hay que fijar unos objetivos, definiendo la figura del entrenador antes de poner nombres a un perfil concreto. También será fundamental tener criterio a la hora de planificar la plantilla y el fútbol base, firmando jugadores con una identidad pareja o semejante a la que tiene el club, sin olvidarnos de establecer, de nuevo, una metodología concreta no solo en la cantera sino también en las diferentes secciones. En definitiva, habrá que sentar las bases y tener claro cómo quiere ser el Barça de grande cuando el mar vuelva a estar en calma. Y eso pasa por construir desde unos cimientos fuertes. Desde el respeto a todo aquello que ha hecho de este club lo que es hoy en día, pero con la libertad necesaria para que, sobre todo, sean sólidos y permitan edificar un edificio en el que quepa todo el mundo, desde los benjamines hasta el primer equipo, quienes hoy forman parte del club y quienes lo liderarán mañana. Mirar con perspectiva es obligatorio porque del hoy dependerá lo que pase mañana. “No hem de tenir por”.

Felicidades a toda la familia del Espanyol

Más allá de la rivalidad deportiva entre Barça y Espanyol, los dos clubs más grandes de Barcelona, quiero aprovechar este espacio para dar la enhorabuena a toda la familia perica por su regreso a la Primera División. El ascenso es absolutamente merecido porque los blanquiazules han demostrado ser, durante toda la temporada, el mejor equipo de LaLiga SmartBank.

No se trata de algo menor porque bajar a Segunda supone un golpe muy duro para cualquier entidad y reaccionar de la manera que lo han hecho es una exhibición de fortaleza como equipo, pero también como institución. Como culé, además, tengo muy claro que competir contra el Espanyol en la máxima categoría del fútbol español es algo que acaba beneficiando a todos sus protagonistas. Los derbis son partidos muy bonitos que aportan muchísimo al espectáculo y al interés por la competición. Por todo eso, y porque lo han logrado con total merecimiento, ¡muchas felicidades! ¡Nos vemos en Primera!