La Messidependencia se acentúa

Messi suma dos lesiones desde que empezó la temporada

Messi suma dos lesiones desde que empezó la temporada / AFP

Gerard López

Gerard López

El Barça se pasea en tierra de nadie, sobre un pavimento indefinido en el que su huella no queda marcada. Es un equipo liviano, indefinido en el que solo sobresale la figura de Leo Messi, inconmensurable en las jugadas a balón parado cuando hace una década no eran su especialidad. Messi está en continúa evolución.

Su físico, su edad y su entorno futbolístico le obligan a mutarse y lo hace con una maestría sublime, propio de quien es especial, de quien está tocado por una varita mágica. Esta mejora con el paso del tiempo no es extensible al equipo que, como decíamos, no acaba de saber quién es ni qué quiere ser. Solo De Jong brilla cuando los partidos son de ida y vuelta por su capacidad de conectar la defensa con el ataque, como ocurrió contra el Celta.

¿Es tan grave lo que le pasa al Barça? Es imposible no examinar los registros y analizarlos desde el momento de la temporada en el que nos encontramos. Resultado: primeros en todas las competiciones cuando no se deciden los títulos. No está mal. 

¿Es tan malo el juego? Es previsible e irregular. Pero al Barça se le exige mucho, quizás por como nos tenía acostumbrados, pero el juego no se aleja tanto del del Madrid de Cristiano Ronaldo. Y si la película era la misma -el portugués resolvía, como ahora lo hace Messi- las críticas no son equiparables.

Un presente impreciso

Los nuevos no acaban de aportar un plus pues Griezmann (tras el incremento de 15 millones, pagado como Coutinho Dembélé) solo ha tenido dos partidos: Betis y Eibar. Su aportación no es clara. Tampoco la de Junior, que no fue convocado los dos primeros partidos en los que Alba estaba lesionado.

Hay un problema futbolístico y los nuevos no aportan esa sabia necesaria para que el equipo tuviera otro aire al de la pasada temporada. Solo, como decíamos, Leo inyecta un valor añadido con el consecuente problema que, año tras año, hay más 'Messidependencia'. Y esto choca con una política enfocada a reforzar la plantilla para preparar el futuro ‘post-Messi’. Pues no. Messi sigue siendo el único faro. Y su luz, hoy, es cegadora.

Los avisos de Ter Stegen Piqué sirven, eso sí, para poner en perspectiva la temporada, que es larga y el Barça la acostumbraba a liquidar con prontitud. Ahora parece diferente. Esto, aunque no lo parezca, conlleva aspectos positivos porque puede llegar a la primavera, cuando se deciden los títulos, menos quemado, con este punto de confianza que les falta ahora.

Mantener la fe

Los grandes equipos tienen la capacidad de adaptarse a las exigencias y los grandes jugadores, de sacar lo mejor de sí mismo en los momentos clave. Y este equipo, que bien es cierto que falló en Roma Liverpool, también nos ha demostrado muchísimas veces que puede dar lo mejor de sí mismo cuando hay un trofeo de por medio. Por eso hay que tener fe.

Hay equipos como el Liverpool o el PSG, que van a otra velocidad. Y que desearíamos no encontrarlos ahora. Como también el Madrid, que hubiera sido mejor encontrártelo hace dos semanas que ahora, cuando Hazard no había despertado ni Modric o Kross recuperados. Pero ahora no se juegan títulos. Solo tienes que prepararte para  no perder el tren y estar en disposición de encarar los detalles que al final acaban siendo decisivos.

El Barça avanza en la indecisión, siendo Messi su bandera, con la esperanza de recuperar lesionados, con la fe de que el equipo pasará a ser eso, un equipo, para que cuando llegue el momento decisivo no esté solo Messi al frente del pelotón. Haya detrás todo un ejército.