Messi ¡y sálvese quien pueda!

Messi

Messi / VALENTÍ ENRICH.

Alex Corretja

Alex Corretja

Lo vivido con Leo Messi este verano arroja toda una lección de pragmatismo en los tiempos que corren. Saber gestionar tus emociones es clave para no perderte por el camino.

Han pasado muchas semanas desde que no escribo en estas páginas. Durante el confinamiento hubo muchos días en los que apenas pasaron cosas (si hablamos estrictamente de lo deportivo), pero llegó el verano y volvió el deporte. Cada uno a su ritmo, pero regresó y lo hizo con tanta fuerza, que a punto estuvo de llevarse a Leo Messi lejos del FC Barcelona. Hay opiniones para todos los gustos, pero no negaré que los aficionados culés estuvimos unos cuantos días con el corazón en un puño. Por un lado vi a nuestro ídolo con la firme idea de dar un cambio de aires dejando claro que buscaba otro camino, un hecho que desde fuera se veía razonable y que, probablemente, era el correcto para el ‘crack’ argentino, ya que cada uno tiene su recorrido y sus etapas. Por otra parte pensaba que ojalá no fuese así porque mi deseo es verle siempre en el Barça, vistiendo la camiseta de su vida y retirándose con todos los homenajes posibles aquí. En su casa y delante de su público coreando su nombre como en tantas otras ocasiones.

Mi sensación es que esta pandemia, nos está llevando a todos a situaciones que no nos esperábamos para nada y el hecho de seguir inmersos en esta constante pesadilla hace que todos estemos más nerviosos e incluso que seamos más desconfiados. Las actuaciones de la gente en la calle y por supuesto de los deportistas se ven reflejados constantemente. Uno de los ejemplos más claros lo protagonizó Novak Djokovic en el pasado US Open,  lo tenía todo para acercarse al récord de Roger Federer Rafa Nadal en títulos de Grand Slam, pero un pelotazo involuntario y fortuito a una jueza de línea le mandó para casa justamente cuando todo parecía presagiar una presión máxima a sus rivales dejando Roland Garros en una lucha de titanes.

El control de las emociones está siendo fundamental para gestionar todo lo que nos viene a cada uno en su ámbito. Y hablando de emociones no quiero perder la oportunidad de escribir sobre Luis Suárez y su adiós del FC Barcelona. Al final, como deportista demuestra, por la manera de despedirse, que estas emociones son muy importantes porque el afecto interno que tiene, a esos niveles, es mucho más grande de lo que los aficionados se puedan llegar a imaginar. Un jugador que no nació en Barcelona, que se ha sabido integrar y que lo ha dado todo por este club, convirtiéndolo en el tercer máximo goleador histórico del FC Barcelona. El uruguayo ha dado la cara y ha sido profesional aceptando que la vida o el club en este caso le lleva por otro camino. Se va a un equipo rival pero lo ha hecho con una dignidad encomiable. Para quitarse el sombrero. Seguramente tenía motivos suficientes para mostrar su descontento, pero ha optado por la de un perfil bajo y de agradecimiento, no creo que una frase suya en una red social sea motivo suficiente para criticar su buen hacer. En definitiva, que después de este tiempo sin aparecer por aquí, pensaba que vería las cosas algo más tranquilas, pero me equivocaba, ¡sálvese quien pueda!

NADAL Y SU RETO MÁS COMPLICADO EN PARÍS

El manacorí se presenta el Roland Garros más abierto de los últimos años. Por primera vez, Rafa Nadal empieza el torneo sin ser el clarísimo favorito al título debido a su inactividad, a los pocos partidos jugados de preparación y también a los numerosos cambios que supone esta nueva fecha. Las condiciones de juego también cambian con las nuevas pelotas. En mi opinión, Thiem Djokovic serán sus máximos rivales por la Copa de Mosqueteros. 

EL BAYERN LLEVA EL FÚTBOL A OTRA DIMENSIÓN FÍSICA

El club bávaro volvió a ganar, esta vez, la Supercopa de Europa. La verdad es que asusta ver un equipo tan potente. Te das cuenta que para estar cerca de un equipo como el Bayern se tiene que trabajar y mucho. Es casi más importante el físico que el propio talento. Al paso que van tendrán grandes posibilidades de conquistar el sextete, algo impensable todavía hoy y que demuestra la grandeza del Barça que dirigió Pep Guardiola.