Messi revierte el miedo escénico

El capitán blaugrana Leo Messi, pichichi destacado de LaLiga

El capitán blaugrana Leo Messi, pichichi destacado de LaLiga / VALENTÍ ENRICH

Jordi Costa

Jordi Costa

Dijo ayer Valverde, y tiene razón, que no se fija en los precendentes porque no le sirven de garantía para preparar el partido. Sin embargo, también es palpable que el ánimo culé a la hora de visitar el Bernabéu ha cambiado en los últimos años gracias a los reiterados buenos resultados que el Barça ha obtenido allí. En la última década, gana en casa del eterno rival mucho más de lo que pierde y el denominador común de esta tónica se llama, claro, Leo Messi.

El temor de los rivales que visitaban territorio blanco, aquel que un día Valdano definió como miedo escénico, caducó hace tiempo para el Barça. Y más ahora que la principal arma que esgrime el equipo merengue es un fantástico proyecto de futbolista frente al mejor de todos los tiempos.

Tras el empate de la ida en el Camp Nou, hubo quien quiso leerlo como una victoria blanca, por haber sobrevivido en terreno rival y prolongado una racha positiva que colapsó hace una semana contra el Girona. La mejoría de juego y resultados merengue se ha evaporado, pues los de Solari pudieron perder tanto en el campo del Ajax como en el del Levante. En consecuencia, visto desde la óptica de hoy, los blancos perdieron su oportunidad y la iniciativa de la eliminatoria en la ida, cuando fueron incapaces de tomar ventaja pese a que el Barça no pudo contar con Dembélé y con una versión muy limitada de Messi. Y ahora que ya no están en la cresta de la ola, se verán obligados a ganar al Barça si los de Valverde logran marcar.

Vista la distancia en la Liga y que, esta temporada sí, el Madrid ha invertido en la Copa, el Barça tiene en su mano asestar un golpe anímico muy duro a un rival que ya sólo tendría la Champions como tabla de salvación, aunque con menos credibilidad si cabe que otros años.

La semana de los dos clásicos arranca cuando todavía no se ha apagado el rugido de Messi en Sevilla y mientras colea el clamor por el penalty inexistente concedido al Real Madrid en el campo del Levante. Quizás al viejo Barça le hubiera interesado zambullirse en la polémica y en el victimismo, pero el moderno hace bien de abstenerse y apoyarse en la contundencia de su estrella.  

Tampoco es que la credibilidad del Barça esté por las nubes. Pero si la coralidad es capaz de acompañar a Messi como lo hizo en la segunda parte del Pizjuán, la estadística que dice que el argentino ha marcado 15 veces en 19 visitas al Bernabéu es lo más parecido a una garantía para acallar el ruido del VAR y el eco del miedo escénico.