El pacto de silencio entre Messi y el Barça

Messi posando con la camiseta del PSG

Messi posando con la camiseta del PSG / TWITTER

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Messi ya viste la camiseta del PSG. Increíble pero cierto. En siete días ha pasado de estar a punto de firmar su renovación por el Barça a fichar por el club francés. Una semana frenética para el crack argentino y terriblemente dolorosa para todos los culés. Leo ofreció ayer su primera rueda de prensa en París, sentado al lado de un triunfal Al-Khelaïfi. Y, nuevamente, volvió a tener un tono absolutamente conciliador con el Barça, a pesar de que la ruptura no ha sido tan amistosa como nos han querido hacer creer. Dos frases resumen el sentimiento de Messi: “Salir del Barça fue muy duro… pero ahora mi felicidad es enorme” y “He venido al equipo ideal para ganar la Champions”. Que cada uno lo interprete a su manera, pero está claro que existe un mensaje subliminal dirigido a los dirigentes blaugranas: me habéis hecho mucho daño pero ya he pasado página y no habéis conseguido construir un proyecto campeón. Tanto Bartomeu como Laporta pueden sentirse interpelados. El primero por haber provocado la mayor crisis económica de la historia reciente del club y el segundo por no haber podido evitar la marcha del crack argentino. Messi, sin embargo, no quiere hacer sangre. Tampoco el Barça: “El mito es intocable”, asegura una voz muy autorizada de la entidad. 

Messi y Barça quieren superar lo más rápidamente este divorcio tan sorprendente como traumático. Tienen que aprender a vivir el uno sin el otro. Messi ya dijo ayer que lo que más desea es volver a entrenar y poder jugar lo antes posible. El Barça quiere centrarse en arreglar todos los problemas que aún tiene pendientes y que no son pocos: las rebajas salariales de los cuatro capitanes (Busquets, Piqué, Sergi Roberto y Jordi Alba), las salidas inminentes de Umtiti, Pjanic y Braithwaite, los casos ‘dudosos’ de Griezmann y Coutinho y las inscripciones de los nuevos fichajes (Memphis, Eric Garcia, Emerson y Kun Agüero). Casi nada. El pacto de silencio sobre los motivos reales de la marcha de Messi, tras 21 años de amor y fidelidad, es un hecho. La paz antes que la verdad. El recuerdo de un pasado maravilloso antes que una guerra sin futuro. Messi ya no es del Barça y toca aprender a convivir con ello. Será duro. Muy duro. Básicamente porque no hay relevo. Ni deportivo ni sentimental.