Messi pone las cosas, algunas, en su sitio

Disfrutemos de Messi

Disfrutemos de Messi

Albert Sáez

Albert Sáez

Koeman hizo ayer lo que en su tiempo llamábamos “una guardiolada”, el día que el entrenador pasa por delante de los jugadores y trata de tomar el protagonismo del partido. En su empeño por llevar las riendas del vestuario y demostrarlo, el holandés arriesgó al dejar a Messi en el banquillo por unas leves molestias. El argentino no tuvo ni un mal gesto. 

En la primera media hora, el equipo resolvió bien el reto sin el líder. La sombra de la tragedia apareció cuando Griezmann falló… un penalti. Y volvió una cierta desconcentración que acabó en un empate. La genialidad pudo acabar en ocurrencia envenenada. Pero, en la segunda parte, salió el más genuino Leo Messi, sin rencor, incluso diría que más auténtico que en los partidos anteriores de esta temporada. Y dio un recital regalando incluso ese gol a Griezmann que no se esperaba y que sirvió para reanimarle tras el desastre de la primera parte.

A ráfagas, las cosas, en el Barça se ponen en su sitio. El entrenador hace de entrenador y asume sus responsabilidades y Messi hace de Messi que no es otra cosa que mandar en el campo, sacar lo mejor de sus compañeros y marcar la diferencia con el rival. Recuperada la solidez de la portería, a los profanos la defensa nos sigue dando vértigo. Demasiado, especialmente cuando los rivales son de más enjundia que el Betis. Y hasta diríamos que el presidente, aunque sea accidental y de la gestora, también sabe estar en su sitio. 

Así las cosas, encarrilada la clasificación en la Champions, vivos en la Liga y a la espera de las elecciones, la culerada afronta, con una calma que no conocía desde hace meses, el parón de las selecciones, más absurdo que nunca en plena pandemia, motivado por una competición menor y con el mero objetivo de salvar las arcas de las federaciones, pero poniendo en peligro a los jugadores con desplazamientos más que injustificados y rompiendo los grupos burbuja. Todo, casi, como siempre.