Messi, el plan que nunca falla

Llegó el Espanyol al Camp Nou y al césped que se metió con él sin el menor recato

Leo Messi ejeucta la falta del primer gol del partido

Leo Messi ejeucta la falta del primer gol del partido / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Llegó el Espanyol al Camp Nou y al césped que se metió con él sin el menor recato. Cinco defensas y un solo delantero, ése era el plan de Rubi con el que tanto ha querido especular durante la semana para dar vanas esperanzas a sus aficionados. Un planteamiento ultradefensivo que sí, le sirvió al equipo blanquiazul para complicar el juego del Barça y evitar una goleada. Pero un plan que no contempla chutar a puerta no es plan ni es nada. Y menos si enfrente hay el líder de la Liga y el mejor jugador de la historia del fútbol.

Sí, porque contra Messi no hay plan que valga. De hecho, para el Barça el de Leo es el plan que nunca falla. De falta, una más, esta vez a lo Panenka y con la colaboración de Víctor Sánchez, que se retrasó para despejar el lanzamiento y acabó haciéndose un lío con su portero. Messi es una obsesión para sus rivales, cada falta es una pesadilla. Hablando de faltas, los contrincantes del Barça han puesto en marcha el plan anti faltas, uno que se descuelga, otro que se agacha y se tira al suelo por detrás de la barrera... En eso también hace historia Leo. Ni Pelé ni Maradona pueden decir lo mismo. 

ALTERNATIVAS. Con la falta de Messi se acabó todo, aunque faltaba el remate clásico de la última década. Esta vez el asistente fue Malcom en lugar de Alba, pero el que remató fue el siempre, que aparece sigiloso, casi invisible para la defensa contraria... otra jugada para el estudio. Ahora bien, que el plan Messi nunca falle no es óbice para que Valverde y los técnicos se planteen qué está pasando con el ataque estático y el juego de posesión que le ha hecho grande. Cada vez cuesta más abrir espacios, cada vez más se recurre al contragolpe. De hecho, el genio de Messi y los contragolpes son las alternativas a los rivales ultradefensivos. Bueno es tener múltiples opciones y ahí es donde creo que Valverde marca diferencias desde el banquillo, pues los cambios casi siempre son a mejor, pero el control y la excelencia son irrenunciables y en el sentido de recuperarlo han de ir los planes de futuro.