Messi, en mitad de Kuala Lumpur

Umtiti y Messi, en el entrenamiento del Barça

Umtiti y Messi, en el entrenamiento del Barça / FCB

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Sé que, a menudo, les habló de cosas que parecen, que son, muy mías. Pero, lo siento, el jefe dijo que esta sección, o página, o apunte semanal, se llamaría ‘Las cosas de Emilio’ y, claro, uno siente la tentación de comportarse como si fuese casi, casi, un diario.

Y aquí me tienen, en medio de la nada, perdón, en medio de un país tremendo, Malasia, inmerso en una ciudad caótica pero atractiva, Kuala Lumpur, que es un montón de pisos, de coches, de motos ¡Dios como vuelan los scooter de estos chicos, que atrevimiento!, de personas, de lluvia, de humedad, de calor, de olores, sí, de olores, de incomodidades y ríos de agua por el suelo.

Se me dirá que todo es acostumbrarse. No digo que no. Pero, cuando viajas, es cuando sientes que eres un privilegiado, ‘procés’ incluido, con perdón. Quiero decir, pese al lío de las dos Catalunya y todo lo demás, es decir, años y años de desgobierno (o no gobierno porque, veamos, ¿quién gobierna en Catalunya?, nadie), uno aparece en mitad de Kuala Lumpur y dice, ¡uf!, volvamos cuanto antes a Canaletes.

Pero, como los continentes, los países y las ciudades son sus gentes, les contaré que las gentes de aquí son encantadoras, tremendamente atentas, hacen locos esfuerzos por darse a comprender en su inglés de párvulos (aunque muchísimos lo hablan estupendamente, bueno, mucho mejor que yo, claro) y, sobre todo, aman con pasión todo lo español (iba a escribir, catalán, pero no, español) y disfrutan, sobre todo, sobre manera, increíblemente, de que les digas que eres de Barcelona.

Lo juro, dices Barcelona y se les enciende la cara, el rostro, los ojos y la sonrisa recordando, en muchos casos, dos temas ineludibles, únicos, fantásticos para nosotros, quiero decir, para usted y para mí, sí. Barça-Leo Messi, Leo Messi-Barça y Juegos Olímpicos. Y eso que fueron en 1992. Bueno, pues, para mucha de esta gente aquellos JJOO fueron estupendos, no sé, yo creo que cautivamos a tanta, tanta, tanta gente con aquella originalidad, con el flechazo y con el éxito de toda una ciudad, que aún estamos presentes en su memoria. Y todo eso que ganamos y, por lo visto, aún no hemos perdido. Del todo.

Claro que lo que resulta invencible es Leo Messi. Nadie replica Real Madrid, nadie impone Cristiano Ronaldo, que va, que va, desde el taxista que vive de las tapas que come en el restaurante ‘La Bodega’, de Kuala Lumpur, sí, sí, muy español, tanto como la tortilla de patata y “gambas al ajillo”, como dice graciosamente el conductor en perfecto castellano, hasta el muchacho que te marca la acreditación a la entrada del circuito de Sepang, que tiene como fondo de pantalla de su móvil a ‘D10S’.

Sé que la grandeza de los mundos se mide de otra manera. Puede ser. Pero coincidirán conmigo que es un auténtico placer llegar a Kuala Lumpur y que sus habitantes hagan esfuerzos desproporcionados por averiguar cosas de ‘su’ Barça y de Leo Messi. Pero, en cuanto has cruzado cinco palabras con ellos y les explicas los últimos tres chascarrillos del ídolo culé, te das cuenta que se los sabían todo, todo, todo.

Es decir, que cuando hablan del Barça y de Messi saben de lo que hablan y por eso intenta preguntarte sobre su devoción y especialidad porque, ansiosos por fardar delante de sus amigos de que saben la última de su equipo, intentan arrancarte lo que ya saben, sin intuir que sí, sí, están plenamente al día.

Es evidente que estamos en la aldea global y que, ya no tanto los medios de comunicación convencionales (incluidas todas las televisiones de pago habidas y por haber que lo dan todo, pagando, pagando) como las redes sociales (también las que maneja la gente de Leo Messi, también, también) mantienen a esta gente, y a la del Himalaya, o Barranquilla, al día de todo, sino su tremendo interés por encontrar a alguien de la ciudad que adora al ídolo argentino, que ni el Manchester City, con una oferta irreal (digo irreal porque, verdad, ¿Pep Guardiola jamás haría eso, a que no?), ha podido arrancar de Castelldefels, pueblo del que les hablé a los habitantes de Kuala Lumpur, más que nada por decirles lo único que no sabían, que su ídolo (perdón, el de todos nosotros) es dueño de una montaña (familiar) en una localidad pegadita al mar.

PD: Como son ‘Las cosas de Emilio’, quiero cerrar estas líneas con un dolor enorme y es que acabo de enterarme de la recaída (o nueva lesión) del belga Kevin de Bruyne para mí, ése sí, casi el ‘otro’ Iniesta, o la mitad de Xavi. Prodigioso futbolista, solo quiero que se recupere ya, pero del todo, porque necesitamos que nos ilumine.